Una socióloga argentina entre las 100 personas más influyentes en IA – Página12

La socióloga y doctora en Ingeniería Informática Milagros Miceli fue elegida por la Revista Time como una de las 100 personas más influyentes en el mundo de la Inteligencia Artificial (IA) por sus investigaciones acerca de los trabajadores de datos. Comparte la lista con figuras como Sam Altman, Elon Musk y Mark Zuckerberg.

Como ella cuenta, su conocimiento reúne dos disciplinas generalmente disociadas: “Yo empecé a estudiar sociología en Argentina, pero terminé la carrera en Alemania. Luego me contrataron de un grupo de investigación en el Instituto Nacional Alemán de Internet, el Weizenbaum Institut. Ahí eran todos especialistas en informática y se ocupaban de inteligencia artificial, ética y esas cuestiones. En ese momento las ciencias sociales y la inteligencia artificial no iban de la mano. Ahí hice mi doctorado“.

-¿Es desde esa combinación de intereses que surge la idea de conocer a los trabajadores de datos, los invisibles que del otro lado de la pantalla se ocupan de etiquetar, ordenar, moderar lo que alimenta a las IA y a las redes sociales?

–No me gusta usar la palabra “invisible” porque invisibles no son: están. En todo caso se los invisibiliza. Es algo intencional. Se trata de un trabajo fundamental para la inteligencia artificial porque son los que recogen datos, los organizan, interpretan, etiquetan. También investigo sobre moderadores de contenido, gente que está detrás de las redes sociales, permitiendo que sean navegables y usables porque, si no, no podríamos usarlas por la cantidad de basura que veríamos, por el contenido intolerable y horroroso que hay.

Esa es la gente con la que hablo pero también con la que trabajo. Pongo el foco en estas personas pero también en crear un espacio para que hablen por sí mismas, rompiendo con lo que se espera de la investigación tradicional en la que tenés un objeto de estudio con participantes pasivos. También mi trabajo trata de desarrollar metodologías para que esto suceda. En el último capítulo de mi trabajo de doctorado el foco está puesto en crear metodologías de trabajo en conjunto.

–El libro “Empire of AI” de Karen Hao, donde te mencionan, cuenta cómo las empresas tercerizadoras del trabajo de datos se mudan con frecuencia entre los países del sur global cuando estalla un escándalo. Ahora algunos dicen que ese tipo de trabajo está siendo reemplazado por IA. ¿Cuánto hay de cierto?

-Lo de que este tipo de trabajo está desapareciendo es un mito. Los números muestran que el trabajo sigue creciendo. Lo que sí está cambiando un poco es el tipo de trabajo. Las tareas cambian. Cuando yo hice trabajo de campo en Argentina hace unos seis años, las tareas eran unas. Hoy te diría que las tareas son otras, pero estamos hablando de las mismas empresas, las mismas metodologías de trabajo, las mismas empresas tercerizadoras, hasta las mismas interfaces, los mismos sistemas y, fundamentalmente, los mismos trabajadores. Los van mandando a hacer otro tipo de tareas pero no son mejores, no les pagan más, no hay un ascenso dentro de la empresa, un crecimiento en lo profesional. Este trabajo varía, pero sigue siendo fundamental para que estos sistemas funcionen.

–Pero algunas empresas echan gente porque dicen que pueden hacer ese trabajo con IA.

–Por supuesto: hay mucho hype detrás de esto porque decir que le vas a poner IA aunque sea a una fábrica de caramelos atrae dinero de inversores. Tenés cadenas de mando donde a un gerente le dijeron: “El competidor está usando IA, ¿nosotros cómo estamos?”. Entonces busca incorporar IA como sea. Viene un consultor les vende una IA, pero es ridículo porque no les sirve. Al tiempo tienen que volver a contratar a la gente que echaron. Por supuesto que ahí están los especuladores de siempre. Y en particular eso de que los trabajadores de datos van a desaparecer es un mito.

El otro día cuando me hicieron la entrevista para Time, el periodista me confrontó con un ensayo que decía que se terminaba el trabajo de los datos y el fin de la precarización laboral en el área. Cuando leí el título y el copete, le digo: “esto es una estupidez”. El concepto era: “Ahora podemos dejar de explotar a estos trabajadores porque ya no los necesitamos porque ahora la tecnología produce datos”. No tiene sentido: no podés entrenar una IA con datos de otra IA.

–¿Creés que si la IA Generativa cumple una parte de su promesa los trabajos interesantes van a ser para el primer mundo y los trabajos de depurar, ordenar y producir datos de manera alienante quedarán en el sur global?

-Esto de la tercerización hacia el sur global es un fenómeno que viene pasando desde hace diez años mínimo. Antes eran los call center, la maquila y otros tipos de trabajo. Y ahora, en el trabajo de datos, la tendencia es hacia cada vez más precarización. Cambia el tipo de tarea pero no te pagan más, te exigen más, te demandan más.

–Pero, aún así, frente a la crisis que viven los países del sur global se disputan estos trabajos mal pagos, ¿no?

–Hasta ahora estas empresas tercerizadoras se habían instalado en lugares donde los trabajadores, para los estándares internacionales, tenían una mejor posición, como en España o Alemania. Y ahora estas empresas están echando trabajadores en Europa. Les dicen: “Los vamos a reemplazar con IA”.

Eso es una verdad a medias, porque hay tramos de su trabajo que se están automatizando, pero la realidad es que el grueso del trabajo lo están llevando a otros países en el sur global, específicamente a América Latina o el continente africano y les pagan una décima de lo que pagan a trabajadores europeos.

Eso no se lo cuentan a los que echan. El otro día, por ejemplo, me invitaron a hablar en Berlín durante un paro de moderadores de TikTok. Es el primer paro en una empresa tecnológica en Alemania. Les había llegado un aviso de que iban a despedir a doscientos trabajadores y les dicen “Los echamos porque ahora la IA los va a reemplazar”. Y yo que venía haciendo esta investigación sabía que eso no era verdad. A esos trabajadores los estaban reemplazando por trabajadores en Kenia. Cuando voy y les cuento esto, se sorprendieron mucho.

-¿Para qué sentís que te sirvió la mención en la revista Time como una de las cien personas más influyentes?

-La verdad que todavía no sé porque fue muy reciente. Lo que me pone contenta es que la gente, más que nada la de Argentina, donde yo no tenía muchos contactos, me escribe. Hay un interés y eso me pone contenta en el sentido de pensar que algún pibe o piba que está ahí por ahí pensando qué va a hacer y ve en esto algo que la incentiva a estudiar, a investigar. Pienso que hace unas semanas teníamos cientos de miles de personas mirando el stream del Conicet desde el fondo del mar y nenes chiquitos diciendo “yo quiero hacer eso ¿Qué se estudia para hacerlo?”.

fuente: GOOGLE NEWS

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