
A semanas del final de Gran Hermano, Ulises Apóstolo —el carismático subcampeón del certamen— habló desde Buenos Aires, donde se está instalando para buscar oportunidades en los medios. “Estoy viviendo la vida que soñé. No gané el certamen, pero siento que gané el corazón del pueblo”, dijo en diálogo con un canal cordobés. “Toda la gente me saluda con mucho amor. Yo no fui a Gran Hermano por el premio: fui para que se sepa que los del interior también tenemos voz, también podemos discutir, también podemos ser protagonistas”.
Con su habitual tono directo y alegre, Ulises reflexionó sobre su identidad y el impacto que quiso generar. “Fui a vestirme de vanguardia, a gritar lo que soy y lo que no soy. A plantear discusiones que estaban dando vueltas. No fui una planta, fui un transgresor. Me puse brillos, me reí, lloré, grité. Llevé alegría, porque así somos los cordobeses”. También destacó que nunca se sintió perjudicado por el ingreso de nuevos participantes: “Para mí fue una bocanada de aire. Me permitió generar nuevas discusiones, aportar contenido”.
Orgulloso de sus raíces, recordó cómo intentó llevar la cultura cordobesa a la casa: “Escuchaba cuarteto, hablaba con mi tonada, mostraba cómo vivimos en el interior del interior. No tenemos una central nuclear, pero tenemos una fuerza y una forma de encarar la vida que es única”. Actualmente, está viviendo en un monoambiente en Buenos Aires con su hermana Kiara. “Dios está en todos lados, pero atiende en Buenos Aires. Si quiero una carrera artística, tengo que estar acá. Y estoy dispuesto a todo: redes, teatro, música, lo que sea para seguir conectado con la gente”.
Con humor, Ulises también contó que cuando lo confirmaron para el reality, tenía solo 2.000 seguidores en redes sociales. “Me dio vergüenza y compré 2.000 bots para entrar con 4.000”, confesó entre risas. Hoy, ya superó los 450.000 y asegura que intenta responder mensajes todas las noches. “No quiero desaparecer. Quiero seguir agradeciendo a los que me bancaron, sobre todo a los cordobeses, que me hicieron llegar tan lejos. Ojalá pueda volver pronto a Despeñaderos y hacer lo que sabemos hacer: un buen quilombo para festejar”.