La experiencia de pasar por seguridad en aeropuertos podría cambiar para siempre. La Administración de Seguridad en el Transporte (TSA, por sus siglas en inglés) está expandiendo su programa TSA PreCheck Touchless ID, un sistema que promete agilizar el paso por los controles mediante reconocimiento facial. La pregunta que muchos viajeros se hacen ahora es: ¿realmente vale la pena, o estamos entregando nuestra privacidad a cambio de unos segundos de ahorro?
El programa Touchless ID permite que los pasajeros que opten por él puedan evitar entregar físicamente su identificación. En lugar de mostrar pasaporte o licencia a un oficial de TSA, el viajero simplemente se detiene ante una cámara que escanea su rostro y continúa su camino hacia el control de seguridad. La idea es simple: menos interacción, menos espera y un flujo más rápido por las filas.
El primer piloto de este sistema se lanzó en 2021 en asociación con Delta Air Lines en el aeropuerto Hartsfield-Jackson de Atlanta, y desde entonces se ha ido expandiendo lentamente. Actualmente, 15 aeropuertos en Estados Unidos ofrecen la opción, incluyendo Chicago O’Hare, Dallas-Fort Worth, Los Ángeles, San Francisco y JFK. Para finales de año, se espera la apertura de 11 nuevas ubicaciones. Sin embargo, la disponibilidad depende de la aerolínea, por lo que no todos los viajeros podrán aprovecharlo, incluso en aeropuertos que lo tienen.
Para poder utilizar el sistema, el pasajero debe ser miembro activo de TSA PreCheck y tener un número de viajero conocido (Known Traveler Number) vinculado a su perfil de aerolínea, además de un pasaporte válido cargado previamente. La inscripción se realiza a través de la aplicación o el sitio web de la aerolínea, normalmente en la sección de “documentos de viaje”. Si todo está en orden, un símbolo de TSA PreCheck Touchless ID aparecerá en la tarjeta de embarque. Sin este símbolo, el viajero no podrá usar la fila exprés, aunque esté inscrito en el programa.
Al eliminar el paso de mostrar físicamente la identificación, los pasajeros pueden avanzar sin interrupciones significativas. Foto: REUTERS/Bob Riha Jr. En términos de velocidad, la experiencia es prometedora pero variable. Al eliminar el paso de mostrar físicamente la identificación, los pasajeros pueden avanzar sin interrupciones significativas. Además, debido a que el programa es nuevo y no todos los vuelos ni aerolíneas participan, las filas son mucho más cortas que en el PreCheck tradicional. Sin embargo, algunos viajeros han reportado fallas técnicas o que su tarjeta de embarque no mostraba el símbolo, lo que puede generar confusión.
El principal punto de debate es la privacidad. La TSA asegura que las imágenes faciales se usan únicamente para verificar la identidad del pasajero y que los datos se eliminan dentro de las 24 horas posteriores al vuelo. Sin embargo, críticos y legisladores han planteado preocupaciones sobre el posible mal uso de esta información y la necesidad de establecer límites claros sobre la tecnología biométrica en aeropuertos. Un proyecto de ley reciente busca garantizar que las imágenes se utilicen únicamente con fines de verificación y que se eliminen inmediatamente después del proceso.
El programa es voluntario, y los viajeros pueden optar por la verificación estándar en cualquier momento diciendo: “Prefiero un control de identificación estándar”. Esta alternativa sigue siendo necesaria para quienes desconfían de la tecnología o prefieren no dejar rastros digitales de su rostro.