
El 31 de agosto de 1999, a las 20.54, un avión de la empresa Líneas Aéreas Privadas Argentinas (LAPA) con destino a Córdoba se accidentó trágicamente en el Aeroparque Jorge Newbery, en la Ciudad de Buenos Aires.
El vuelo salió demorado porque los mecánicos tuvieron que revisar uno de los motores de la pista. A pesar de las advertencias electrónicas emitidas por el mismo avión, el piloto intentó el despegue, pero no lo logró.
A una velocidad de 296 km/h, el Boeing 737-204C carreteó por la pista, rompió una reja perimetral, cruzó la Avenida Costanera Norte e impactó contra un auto, máquinas viales y una planta reguladora de gas, lo que derivó en un incendio instantáneo.
A este hecho se lo conoce como “La tragedia de LAPA” y es considerado una de las mayores catástrofes aéreas de la historia argentina.
¿Cómo fue la tragedia de LAPA?
La tragedia dejó un saldo de 65 personas fallecidas: 60 pasajeros, 3 miembros de la tripulación y 2 personas que iban en el auto que fue embestido. Además, hubo 34 heridos. La tripulación estaba compuesta por el piloto Gustavo Weigel, el copiloto Luis Etcheverry y la primera oficial Verónica Tantos.

El informe de la Junta de Investigaciones de Accidentes de Aviación Civil (JIAAC) describe cómo se inició el incendio: “El combustible del automóvil en contacto con las chispas originadas por el deslizamiento del fuselaje sobre el pavimento y por el automóvil arrastrado, posiblemente provocó el inicio del fuego en el costado delantero izquierdo del avión”.
El caso fue investigado por la justicia federal y el expediente se elevó a juicio en 2005 con nueve acusados, entre ellos directivos de la empresa LAPA, como su dueño, Andrés “Andy” Deutsch, y tres integrantes de la Fuerza Aérea.
Cinco años más tarde, en febrero de 2010, el Tribunal Oral N°4 absolvió a la mayoría de los acusados. Los únicos condenados fueron Valerio Francisco Diehl y Gabriel María Borsani, exdirectivos de LAPA, a tres años de prisión.
Cabe señalar que las condenas no fueron de cumplimiento efectivo debido a los pocos años de la pena y la falta de antecedentes de los imputados.
Por otro lado, la JIAAC determinó que la tragedia ocurrió porque los pilotos, Gustavo Weigel y Luis Etcheverry, no configuraron la aeronave correctamente para el despegue.

Para los investigadores, la “causa inmediata” del accidente fue que Weigel omitió extender los flaps para aumentar la sustentación del Boeing y que, además, desoyó la alarma que durante 52 segundos alertaba sobre la posición inapropiada de las aletas ubicadas en la parte posterior de las alas.
La historia de los sobrevivientes y las víctimas se reconstruyó en el libro “LAPA3142 Viaje sin regreso”, publicado en diciembre de 2000.
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