
Rufina, hija de la China, quedó angustiada en medio de una multitud; la actriz pidió ayuda a Icardi en una caótica celebración.
La celebración del Galatasaray en Turquía dejó una escena inesperada. Eugenia “la China” Suárez, que acompañó a Mauro Icardi con sus hijos en la vuelta olímpica, protagonizó un momento de tensión cuando intentó atravesar el campo de juego junto a su hija Rufina y fue frenada por el personal de seguridad. “Baby, ¿los sacás? No me dejan pasar”, se la escucha decirle al futbolista, en medio de una marea de fanáticos con los celulares en alto.
Mauro Icardi, que lideraba el pelotón, frenó en seco para interceder y logró que su pareja y los niños pudieran continuar el recorrido. La cara de preocupación de Rufina, con la camiseta del equipo turco, conmovió en las redes, donde muchos criticaron el manejo de la seguridad del evento. Finalmente, todo se resolvió y la actriz recuperó la sonrisa, cerrando su participación en la fiesta con imágenes que rápidamente se viralizaron.

Antes de seguir viaje a Ibiza, donde presentará su película Linda, Eugenia aprovechó sus últimos días en Estambul para conectar con la historia y la belleza del lugar. Acompañada por sus hijos, recorrió el imponente Palacio de Dolmabahçe, y vivió un momento muy emotivo cuando su hija Rufina cantó en turco, lo que la conmovió profundamente. Esa escena, simple pero cargada de ternura, fue uno de los momentos más destacados de su paso por la ciudad.
Moda, historia y refugio emocional
En medio del torbellino mediático que aún gira en torno a su vida —incluyendo los ecos del conflicto legal de Icardi con Wanda Nara—, la actriz se refugió en la arquitectura y la calma del Bósforo. Luciendo un vestido beige corto con textura fruncida y mangas semitransparentes, posó frente al estrecho y se mostró relajada y contemplativa. Por unas horas, la China logró dejar atrás el ruido y encontrar una burbuja de paz familiar entre historia, cultura y amor de madre.
