
El cielo se desplomó de golpe sobre San Miguel de Tucumán y, en cuestión de minutos, la ciudad cambió de ritmo: el tránsito se frenó, el agua ocupó carriles completos y varios puntos quedaron prácticamente intransitables.
La postal se repitió en distintos barrios, con reportes vecinales que ubicaron los mayores problemas en Suipacha al 1400 (zona avenida Mitre) y en Líbano al 1400, frente a la plaza Capitán Candelaria, donde el caudal avanzó rápido y cubrió gran parte de la calzada.

Entre bocinazos y maniobras apresuradas, autos y motos intentaron encontrar pasos alternativos mientras peatones buscaban veredas altas para no quedar a merced de la correntada.
En medio de esa escena, se produjo una situación delicada: una pareja quedó encerrada por el anegamiento en un sector donde la corriente se vuelve traicionera, y fueron los propios vecinos quienes intervinieron para ayudar a salir.
El episodio reactivó un reclamo que vuelve cada vez que las tormentas golpean fuerte: carteles de advertencia y señalización preventiva en tramos críticos, especialmente cerca de desagües y canales.
El agua no solo complicó la circulación. También alcanzó viviendas. En avenida Roca al 300, residentes advirtieron que el ingreso fue casi inmediato, con daños y pérdidas materiales que se suman a la preocupación por la continuidad de la inestabilidad.
Con un pronóstico todavía inquietante, las recomendaciones apuntan a lo esencial: manejar con precaución extrema, evitar calles que suelen anegarse y no arriesgarse a cruzar zonas donde el agua tapa la calzada, porque el nivel puede subir sin aviso.
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