
El tejido adiposo marrón se ha convertido en uno de los temas más investigados en los últimos años dentro de la medicina metabólica. A diferencia de la grasa blanca, que almacena energía, la grasa marrón tiene la capacidad de quemarla y transformarla en calor, un proceso conocido como termogénesis.
Este tipo de grasa se encuentra en pequeñas cantidades en el cuerpo humano, especialmente en recién nacidos y en algunas zonas específicas de los adultos, como la parte superior de la espalda y alrededor del cuello. Su función principal es mantener la temperatura corporal, algo vital en condiciones de frío extremo.
Los científicos han descubierto que estimular este tejido no solo ayuda a regular la temperatura, sino que también puede favorecer la pérdida de peso y mejorar la sensibilidad a la insulina. Esto ha despertado gran interés en torno a su potencial para combatir la obesidad y enfermedades metabólicas como la diabetes tipo 2.

Actualmente, la comunidad médica estudia diferentes formas de activar el tejido adiposo marrón de manera natural, como la exposición al frío, la práctica de ejercicio físico y la alimentación rica en determinados nutrientes.
El tejido adiposo marrón es un tipo de grasa metabólicamente activa que, en lugar de almacenar energía como lo hace la grasa blanca, la quema para generar calor. Este proceso ocurre gracias a la presencia de unas proteínas llamadas UCP1 (proteínas desacopladoras), que permiten liberar energía en forma de calor en lugar de acumularla.
Se lo conoce también como grasa parda y su particularidad es que contiene una gran cantidad de mitocondrias, las “centrales energéticas” de las células. Estas mitocondrias son las que le otorgan su característico color marrón y su capacidad de producir calor.
En los bebés, este tejido es fundamental para evitar la hipotermia. En los adultos, aunque en menor proporción, sigue cumpliendo un papel clave en el metabolismo y puede ser estimulado para aumentar el gasto energético.

Diversos estudios han demostrado que las personas con mayor cantidad de tejido adiposo marrón activo presentan un menor riesgo de desarrollar obesidad. Además, esta grasa especial tiene efectos positivos sobre el perfil lipídico, ayudando a reducir los niveles de triglicéridos y colesterol en sangre.
La ciencia también investiga el impacto del tejido adiposo marrón en la longevidad. Algunos especialistas sugieren que su activación frecuente podría estar asociada a un envejecimiento más saludable, ya que promueve un metabolismo más eficiente y equilibrado.
Tejido adiposo marrón: cómo activarlo para tu salud
Uno de los métodos más efectivos para estimular el tejido adiposo marrón es la exposición controlada al frío. Duchas frías, caminatas en climas frescos o la reducción moderada de la temperatura ambiental pueden disparar la actividad de la grasa marrón, favoreciendo la quema de calorías.
El ejercicio físico también es un aliado. Durante la actividad, el organismo libera irisina, una hormona que convierte parte de la grasa blanca en grasa marrón, proceso conocido como “browning”. De esta forma, la práctica deportiva ayuda a aumentar el gasto calórico incluso en reposo.

La alimentación tiene un rol importante. Nutrientes presentes en el té verde, el chile o la cúrcuma contienen compuestos bioactivos que estimulan la termogénesis y, con ello, la activación del tejido adiposo marrón.
Otra estrategia investigada es el descanso adecuado. Dormir lo suficiente regula la producción de melatonina, una hormona que favorece la activación de la grasa marrón. Por el contrario, la falta de sueño está vinculada con un metabolismo más lento y el aumento de grasa blanca.
De acuerdo con Mayo Clinic, el control del estrés también es clave: el exceso de cortisol interfiere en el metabolismo y reduce la capacidad de activar la grasa marrón, mientras que las prácticas de relajación pueden favorecer su funcionamiento natural.
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