
Con el invierno instalado y los subsidios en retroceso, el gran desafío de los hogares argentinos es mantener el calor sin recibir facturas impagables de luz y gas. Estufas y aires acondicionados en modo calor son aliados indispensables, pero también pueden convertirse en una trampa para el bolsillo.

1. Regulá el termostato: cada grado que bajás, ahorrás más
Especialistas en eficiencia energética aseguran que una temperatura interior de 18 o 19°C es suficiente para estar cómodo si se usa ropa adecuada. Sin embargo, muchos programan sus equipos en 22 o 24 grados, lo que dispara el consumo.
Según un estudio del INTI y la UNSAM, bajar un solo grado el termostato puede significar más del 25% de ahorro en energía.
2. Eliminá las filtraciones: los chifletes también se pagan
Las corrientes de aire que entran por puertas, ventanas o persianas generan pérdidas constantes de calor. Colocar burletes nuevos o reforzar los existentes puede ayudar a mantener la temperatura interior sin esfuerzo adicional del calefactor.
3. Doble vidrio casero: una solución simple y barata
Una técnica efectiva y económica consiste en colocar plástico con burbujas en los vidrios para simular el efecto de doble vidrio. Reduce hasta un 50% las pérdidas de calor sin comprometer demasiado la entrada de luz.
4. Usá las cortinas de forma estratégica
De noche, cerrarlas bien ayuda a conservar el calor generado. Durante el día, levantarlas permite que el sol caliente naturalmente los ambientes. Este hábito simple puede reducir notablemente el uso de estufas y aires.
5. Limpiá los filtros del aire acondicionado
Cuando los filtros están sucios, el aire acondicionado necesita más energía para calentar. Se recomienda limpiarlos una vez por mes, o al menos al inicio de cada temporada. Es un mantenimiento que mejora el rendimiento y evita sobreconsumos.
6. Apuntá el aire hacia abajo
El aire caliente sube, por eso se recomienda dirigir las aletas del aire acondicionado hacia abajo para que el calor llegue a las personas y no se concentre en el techo. También puede usarse un ventilador en potencia mínima para distribuir mejor el calor.
¿Y si cambiás el equipo?
Los calefactores y aires acondicionados antiguos consumen mucho más. Invertir en modelos nuevos con etiqueta A o superior (A+, A++ o A+++) puede significar una diferencia considerable en las próximas facturas.
