Su dura enfermedad y más de 50 días de internación la inspiraron para escribir su libro

“Soy, ante todo, mamá. Después comunicadora, escritora y una eterna buscadora de sentido”, así Mariana Wyler se define con una simpleza que desarma. Y tal vez en esa jerarquía afectiva esté la clave para entender por qué su primera novela, “Donde el alma sonría“, nació más como un acto de vida que como un proyecto literario. Después de más de dos décadas en marketing y comunicación, el recorrido de la sanisidrense parece desembocar en un único norte, contar historias que toquen el corazón e inspiren a volver a empezar.

El libro es el germen de un escenario que nunca imaginó como creativo: “Un hospital. Estando internada”, recuerda. Cuando ya llevaba cincuenta días ingresada en el Hospital Británico y una terapeuta se sumó a su rutina de estudios, diagnósticos y miedo. En medio de ese torbellino clínico apareció un gesto inesperado, saber que aun en ese estado podía sentirse sostenida. “Me había sentido muy amada, muy valorada por toda la gente que me visitaba, me escribía, me pensaba y rezaba”, cuenta con devoción. Y ahí, incluso en la fragilidad, la atravesó “una ola de optimismo” que la convenció de que ese camino tenía que transformarse en un mensaje.

El título de la novela fue, curiosamente, lo primero que llegó. Donde el alma sonría era una frase perdida entre Pinterest e Instagram, guardada como fondo de pantalla mucho antes de escribir una línea. Cuando en un curso de escritura le pidieron ponerle nombre a su proyecto, no dudó: “Desde el minuto uno supe que se iba a llamar así”. La frase completa: “Donde el alma sonría, ahí es”, se volvió su brújula interna. Y desde ese punto armó una historia romántica, ficcional, pero alimentada por emociones absolutamente reales.

Mariana Wyler: “Mi novela se inició siendo una catarsis”.Mariana Wyler: “Mi novela se inició siendo una catarsis”.

La escritura fluyó con una naturalidad casi íntima. “Escribía como si estuviese escribiendo en un diario”, explica. Para reconstruir los pasajes más duros recurrió a fotos, mensajes y partes médicos. “No quería faltar a la verdad, especialmente en temas de salud.” Lo que más le costó fue la relectura, enfrentarse como lectora a su propio dolor. “Había partes que me hicieron llorar”, admite la escritora pero aclara que sin embargo ese proceso terminó siendo una pieza más de la reparación que la novela narra.

En el libro, la frontera entre la vida real y la ficción se vuelve difusa por decisión propia. Su editora le recordó que “Nadie inventa todo” y Mariana eligió ficcionalizar escenas, pero no sentimientos. Su premisa fue clara: “No quería que dijeran ‘pobre mina’, sino ‘a pesar de todo, mira qué huevos’”. La enfermedad funciona en la trama, y también en su vida, como un punto de quiebre que obliga a mirarse distinto. “Me di cuenta de que era una mujer muy valorada y muy amada”, cuenta y ese reconocimiento encendió un despertar que no pensaba postergar.

El proceso médico fue tan complejo como crudo. Su primera internación en 2023 incluyó un tumor en la hipófisis, operación, terapia intensiva, meningitis, infecciones y una reacción severa a los antibióticos que derivó en un cuadro de DRESS, la intoxicación del hígado ante el caudal de medicamentos. “Me hicieron cinco, seis, siete resonancias”, recuerda. Tras sesenta días salió libre de infección, pero la tregua duró poco: en diciembre de 2024 volvieron los dolores y en marzo de este año debió volver a internarse y enfrentó otra cirugía, más delicada, con quince días en terapia intensiva, diez en sala común y un mes de internación domiciliaria: “Esa parte no está en el libro, era demasiado para mezclar”, aclara Mariana.

Mariana Wyler: “No quería que dijeran ‘pobre mina’, sino ‘a pesar de todo, mira qué huevos’”.Mariana Wyler: “No quería que dijeran ‘pobre mina’, sino ‘a pesar de todo, mira qué huevos’”.

Mariana resume toda esta experiencia con la misma honestidad con la que empezó a escribir: “Mi novela se inició siendo una catarsis”. El diagnóstico la obligó a replantear su vida, su relación y su forma de estar en el mundo. “Viví un infierno, pero salí victoriosa”, afirma. Y de esa victoria, aún frágil pero potente, surgió un relato que hoy ofrece compañía y sentido a quienes también tuvieron que aprender a empezar de nuevo. Su libro puede conseguirse en su página web: www.marianawyler.com.


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fuente: CLARIN

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