Soft ghosting: la nueva forma pasivo-agresiva de desaparecer de una relación

Responder con un emoji, dejar en “visto” o simplemente desaparecer sin explicaciones: el soft ghosting se impone como una forma cada vez más frecuente de cortar vínculos sin asumirlo del todo. Puede parecer inofensivo, pero detrás de esa distancia sutil hay efectos emocionales profundos.

A diferencia del ghosting -cuando alguien corta todo tipo de contacto de manera abrupta-, esta tendencia se refiere a cuando la interacción sigue activa, pero de forma intermitente, con pequeñas señales de vida como respuestas breves o un “me gusta”.

Es posible pensarlo como una forma pasivo-agresiva de desaparecer”, explica la psicóloga Ana Paula Rivadero, especializada en clínica con adultos jóvenes, a Clarín. “Al quedarnos en silencio -que es una forma de desaparecer y hacer desaparecer al otro también- puede ser bastante ansiógeno y angustiante para quien tenemos al frente”.

Aunque el término parece nuevo, la especialista aclara que no se trata de un fenómeno reciente: “Quizás a diferencia de antes, pudimos ponerle nombre a esto que viene suscitándose hace ya un tiempo en las relaciones. De igual manera, es notable cómo fue acrecentándose con el paso del tiempo, sobre todo en los vínculos amorosos”.

El soft- ghosting se considera una manera pasivo-agresiva de desaparecer. Foto: ilustración Shutterstock.El soft- ghosting se considera una manera pasivo-agresiva de desaparecer. Foto: ilustración Shutterstock.

Y advierte: “Más que evitar el conflicto, tiende a intensificarlo; y no es algo sutil, sino todo lo contrario. Es un acto claro y contundente en sí mismo desaparecer de la vida de un otro”.

Cómo impacta emocionalmente el soft ghosting

En cuanto a si puede considerarse una forma de manipulación afectiva, la psicóloga plantea que depende de cada caso. “A veces nos encontramos ante acciones con marcados intentos de entrampar y retener al otro bajo esa dinámica vincular. Y otras veces, simplemente frente a sujetos con escasa posibilidad de poner en palabras lo que quieren, piensan o necesitan, generando así intensa confusión y malestar”.

El impacto emocional suele ser “bastante nocivo para quien está esperando una respuesta y del otro lado hay silencio o apariciones breves”. Según explica, las personas que lo padecen suelen quedar atrapadas en bucles de preguntas: ¿Fui yo que no gusté? ¿Dije algo fuera de lugar? ¿Se terminó definitivamente?

“Ese tipo de preguntas sin respuesta generan malestar y frustración, volviéndose agotador para quien lo está viviendo. Incluso, si esto tiende a repetirse en el tiempo, puede producir desgano y gran desmotivación para elaborar y explorar futuros vínculos”, sostiene Rivadero.

Según Rivadero, el soft- ghosting puede producir desgano y gran desmotivación. Foto: ilustración Shutterstock.Según Rivadero, el soft- ghosting puede producir desgano y gran desmotivación. Foto: ilustración Shutterstock.

Las redes sociales, agrega, fomentan este tipo de desapariciones progresivas: “Las pantallas proponen su uso a demanda y conveniencia. Cuando queremos, aparecemos; y cuando no, quedamos ocultos. Incluso contamos con la opción ‘bloquear’ si no queremos saber del otro o que el otro no sepa de nosotros”.

Y detalla que la posibilidad de quitar el “visto” o las conexiones “en algunos casos funciona como un intento de generar intimidad, pero en otros ocurre todo lo contrario”.

Cómo salir del “apagón” emocional

Si alguien siente que lo están apagando de a poco, el primer paso no es insistir, sino detenerse a observar cómo se siente en ese vínculo. “Es muy importante poder tomarnos un tiempo prudente para pensar en cómo nos sentimos cuando estamos en contacto con este otro y bajo esta modalidad que nos propone, para desde allí tomar acción”, sugiere Rivadero.

El primer paso no es insistir, sino detenerse a observar cómo se siente en ese vínculo. Foto ilustración Shutterstock.El primer paso no es insistir, sino detenerse a observar cómo se siente en ese vínculo. Foto ilustración Shutterstock.

La psicóloga advierte que esperar que el otro actúe como uno desea puede convertirse en una fuente constante de malestar. “Quedarnos esperando que el otro actúe conforme a nuestro deseo y parecer, sin tener en cuenta qué hay del otro lado y qué realmente se necesita, es gran motivo de sufrimiento”, explica.

En definitiva, no existen recetas infalibles para los vínculos, y cada historia es única. “Es importante pensar caso por caso, ya que no existe un manual de cómo relacionarnos con los demás”, concluye.

fuente: CLARIN

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