Sebastian Fundora no dejó dudas. Con una actuación sólida, paciente y por momentos demoledora, el estadounidense venció por nocaut técnico en el descanso del séptimo round al australiano Tim Tszyu, retuvo su título superwelter del Consejo Mundial de Boxeo y cerró el capítulo de una de las mejores rivalidades del boxeo actual.
La pelea se llevó a cabo este sábado por la noche en el MGM Grand de Las Vegas, en el marco de una velada cargada de expectativa porque se cierra con el combate de Manny Pacquiao ante Mario Barrios. No era para menos: la primera vez que se enfrentaron, en marzo de 2024, Fundora había dado la gran sorpresa al vencer a Tszyu por decisión dividida, tras entrar como reemplazo de urgencia con apenas once días de preparación. Aquella noche, un cabezazo accidental le provocó un corte al australiano y condicionó la pelea. La revancha, entonces, era obligada.
Esta vez no hubo accidente, ni atenuantes, ni margen para la polémica. Desde el primer asalto, Fundora impuso su plan. Utilizó su jab zurdo como lanza, administró con inteligencia su imponente físico (1,98 metros de altura y 203 cm de alcance) y dominó la distancia con calma de campeón. En el mismo primer round, conectó una izquierda recta que mandó a la lona a Tszyu, una caída que marcó el tono de lo que vendría.
El australiano intentó recomponerse. Mostró el coraje que lo caracteriza, buscó acortar la distancia y se metió en la pelea en los pasajes del cuarto y quinto asalto, cuando logró filtrar algunas derechas potentes al cuerpo. Pero Fundora no se desesperó: supo absorber, responder y retomar el control con golpes más claros y un mejor uso del espacio.
Tim Tszyu, en la lona apenas comenzó la pelea. Foto: EFE / EPA / ALLISON DINNER. El séptimo asalto fue el último. Aunque Tszyu llegó a la esquina aún de pie, su rincón decidió que no saliera al octavo. Visiblemente agotado, sangrando por la nariz y sin respuestas claras, el australiano bajó la cabeza. El árbitro Harvey Dock lo confirmó con el gesto de rigor: victoria por retirada técnica para Fundora.
Así, el californiano defendióel título que le arrebató al propio Tszyu hace más de un año y despejó cualquier duda sobre su condición de figura dominante en la categoría. Suma ahora un récord de 23 triunfos (15 por KO), una derrota y un empate, y se proyecta como potencial candidato para una unificación ante alguno de los campeones de la AMB o la FIB.
Para Tszyu, la derrota es un golpe durísimo. Por tercera vez en las últimas cuatro peleas salió del ring con la cabeza gacha. Hijo del legendario Kostya Tszyu, parecía llamado a dominar el peso superwelter, pero la realidad lo golpea de frente: el nivel de la elite mundial exige algo más. Deberá repensar su futuro si quiere volver a tener una oportunidad de campeonato.