
El espíritu navideño se apoderó de Nueva York este miércoles con el tradicional encendido del árbol del Rockefeller Center, un ritual que cada año transforma a la Gran Manzana en una postal de película. Esta vez, la magia llegó acompañada por las voces de Marc Anthony y Michael Bublé, y por la energía impecable de las legendarias bailarinas The Rockettes.
Al caer la tarde —antes incluso de las cinco— miles de personas ya se agolpaban detrás de los precintos policiales en la Quinta Avenida. Familias, turistas, curiosos y fanáticos del espíritu navideño buscaban asegurarse un lugar para ver de cerca al majestuoso abeto noruego instalado al pie del emblemático rascacielos Rockefeller. El murmullo, las bufandas, el vapor en el aire frío —el termómetro marcaba apenas 1 grado— y los celulares listos para grabar definían la antesala del gran show.
El árbol cubierto por un manto de 50.000 luces LED. Foto: APA las ocho de la noche comenzó el espectáculo televisado por NBC, presentado por la estrella del country Reba McEntire. Sobre el escenario desfilaron artistas de primer nivel que fueron calentando el ambiente a fuerza de villancicos y clásicos infalibles.
La figura más esperada, Marc Anthony, encendió al público con una versión a ritmo de salsa del clásico de José Feliciano “Feliz Navidad / I wanna wish you a happy Christmas”, además de su himno “Vivir la vida”, que hizo bailar hasta a quienes ya no sentían los pies del frío.
La presentación de Marc Anthony. Foto: APMichael Bublé, dueño de la voz que muchos identifican directamente con la Navidad, hizo lo suyo con “It’s Beginning to Look a Lot Like Christmas” y un dueto junto a Carly Pearce con “Maybe This Christmas”.
La lista de invitados siguió sumando brillo: Gwen Stefani con “Merry Christmas”; Laufey y su delicado “Santa Claus is Coming to Town”; New Edition con “It’s Christmas (All Over The World)”; y Halle Bailey, que regaló versiones de “My Favorite Things” y “Silent Night”.
Permanecerá encendido todos los días hasta mediados de enero. Foto: APTambién hubo espacio para el country más clásico: Brad Paisley interpretó “A Marshmallow World”, y Kristin Chenoweth cantó a dúo con McEntire las eternas “Silver Bells”.
Las imperdibles Rockettes, creadas hace un siglo y parte del ADN festivo de Nueva York, volvieron a deslumbrar con su precisión milimétrica y esos icónicos movimientos sincronizados que parecen desafiar las leyes del equilibrio.
Sobre la punta brilló la estrella de 2,7 metros. Foto: ReutersEl momento culminante llegó a las 10 de la noche en punto. Una cuenta regresiva retumbó en toda la explanada: diez, nueve, ocho… hasta que, en medio de un grito unánime, el árbol se encendió por completo.
Su verde quedó cubierto por un manto de 50.000 luces LED distribuidas en ocho kilómetros de cable, mientras un coro entonaba “Joy to the World”. Sobre la punta brilló la estrella de 2,7 metros hecha con tres millones de cristales Swarovski, un destello visible desde media ciudad.
Reba McEntire y Kristin Chenoweth. Foto: APEste año, el abeto noruego de 23 metros de altura, 14 de diámetro y 11 toneladas llegó desde East Greenbush, un suburbio cercano a Albany. Allí fue cuidado durante décadas por la familia Russ, que vive en la misma propiedad que los bisabuelos del esposo de Judy Russ compraron hace más de un siglo.
Judy y su hijo Liam, de 7 años, estuvieron presentes cuando el árbol llegó al Rockefeller Center. Lo donaron en honor a Dan Russ, su esposo, que murió en 2020 a los 32 años.
El abeto noruego de 23 metros de altura, 14 de diámetro y 11 toneladas llegó desde East Greenbush, un suburbio cercano a Albany. Foto: EFELa familia había visitado Nueva York la Navidad pasada y, al regresar, propusieron su propio pino como candidato. Dan y Judy solían bromear con la idea de alquilar una grúa para decorarlo o imaginar que algún día sería elegido como el árbol del Rockefeller Center.
“Cuando decidimos que tal vez deberíamos alquilar una grúa para decorarlo, nos dimos cuenta de que esto era más que un árbol en un jardín, que realmente podría ser algo especial”, contó Judy a NBC.
Permanecerá iluminado todos los días desde las 5 de la mañana hasta la medianoche.El abeto, que tiene unos 60 años, permanecerá iluminado todos los días desde las 5 de la mañana hasta la medianoche, salvo el 25 de diciembre, cuando alumbrará durante las 24 horas. Seguirá en exhibición hasta mediados de enero.
Como manda la tradición, cuando termine su misión navideña será reutilizado para la construcción de viviendas por la ONG Habitat for Humanity. Una forma de extender su espíritu más allá de las fiestas.
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