Salió para ir al colegio y nunca se lo volvió a ver: el misterio de Etan Patz, reabierto 47 años después

Cuando Etan Patz tenía seis años, sus padres decidieron que ya podía ir solo a tomar el ómnibus que lo llevaba al colegio.

Así fue como el primer día que implementaron el permiso, su mamá, Julie, lo acompañó hasta la puerta de su casa en el bajo Manhattan, Estados Unidos, y, desde la entrada lo siguió con la vista hasta que probablemente dio vuelta la esquina.

Etan llevaba una gorra de Eastern Airlines y un dólar para comprar una bebida en su recorrido.

Era el 25 de mayo de 1979. En ese momento, el barrio concentraba familias de clase trabajadora, tenía un ritmo tranquilo y las calles estaban llenas de polvo. Nada hacía pensar en un sobresalto ni la atracción turística que después desplegó.

Pero, sin embargo, empezó una verdadera tragedia para la familia.

Etan esa tarde no volvió a la hora prevista y Julie encendió en seguida sus alarmas.

Etan Patz desapareció cuando a los seis años, cuando iba rumbo al colegio.Etan Patz desapareció cuando a los seis años, cuando iba rumbo al colegio.

Ya con los primeros llamados, su desesperación escaló. Etan no había subido al transporte escolar ni había ingresado al colegio. Desesperada, Julie contactó a su marido, Stan.

Hicieron la denuncia y rápidamente se activó un gran operativo. Las fuentes periodísticas de ese momento indican que se destinaron para su búsqueda 100 policías con perros y que varios helicópteros sobrevolaron la zona. Además, investigadores especializados fueron puerta a puerta.

Los medios se hicieron eco de la noticia y la opinión pública respondió a ese impacto.

Julie empezó a circular por los programas de radio y televisión. En medio de su dolor, empezó a hablarle a un presunto secuestrador: “Deseo que esté con alguien que lo cuide… Yo no quiero lastimarte ni juzgarte, no importa quién sos, sólo quiero que lo traigas a casa”.

Las fotos de Etan tapizaron todos los sitios posibles: desde el transporte público hasta negocios, aeropuertos y colegios. Pero nada parecía dar resultados.

A raíz de la presión social, surgió la idea de incluir su foto en los envases de leche.

Stanley, padre de Etan Patz y Ari, otro de sus hijos, con la foto del pequeño desaparecido Foto AP.Stanley, padre de Etan Patz y Ari, otro de sus hijos, con la foto del pequeño desaparecido Foto AP.

Los posibles sospechosos

La primera persona que estuvo en el ojo de la justicia fue José Ramos, la pareja de una mujer que solía cuidar a los tres hermanos Patz. Ramos negó el hecho y no se encontraron pruebas para incriminarlo. Actualmente, cumple una condena en Pensilvania por abusar de otro niño.

Siguieron otros sospechosos, a quienes tampoco se les pudo comprobar su participación. Además, el cuerpo no aparecía.

El tiempo pasó. En 2001, a 22 años de la desaparición, Etan fue declarado oficialmente muerto. La familia Patz hasta 2019 no se mudó del departamento donde vivían en aquel entonces. Tampoco cambiaron su número telefónico. La esperanza de que en algún momento su hijo podía contactarlos estaba vigente.

En 1983, Ronald Reagan, entonces presidente de Estados Unidos, declaró el 25 de mayo, fecha de su desaparición, el Día Nacional de los Niños Desaparecidos. Los padres de Etan, por su parte, colaboraron en otras causas de desaparición de menores y contribuyeron en la sanción de leyes protectoras para la niñez.

El giro del caso

A comienzos de 2012, un hombre llamado José López contactó a la justicia. Denunció que su cuñado, Pedro Hernández, contó que una vez había matado a un niño en Manhattan. El tenía en ese momento solo 18 años y había dejado el colegio para trabajar en un almacén/bodega del Soho.

El caso de Etan Patz conmovió a la opinión pública.El caso de Etan Patz conmovió a la opinión pública.

Hernández fue detenido e interrogado. Su declaración duró seis horas. Dijo que había visto al niño solo, que le había ofrecido una bebida y convencido para que entrara al almacén donde trabajaba, al lado de la parada del autobús escolar.

Una vez dentro, de acuerdo a su testimonio, le apretó el cuello hasta que dejó de respirar. Luego, descartó el cuerpo en la basura.

Cuando fue a reconocer el lugar dijo no recordar una de sus puertas. Al cotejar con los planos, se comprobó que en ese momento esa abertura no estaba ahí. Se supo después que Hernández había revelado este hecho en la Iglesia a la cual concurría y a su ex mujer. Cuando le preguntaron por qué lo había hecho, respondió que no sabía, que había sentido “el deseo de matar”.

Verdad dilatada

En 2015, se hizo un primer juicio contra Pedro Hernández. Este fue anulado. El jurado no se puso de acuerdo y consideraron que faltaban pruebas. La defensa, por su parte, argumentó que Hernández tenía problemas mentales.

Al año siguiente, la fiscalía retomó el caso. Optó por profundizar en las precisiones que dio Hernández en su primera declaración y determinó su culpabilidad.

En febrero de 2017, fue declarado culpable y sentenciado a 25 años de prisión. “Después de todos estos años sabemos el oscuro secreto que guardaste en tu corazón. Tomaste a nuestro precioso niño y lo arrojaste a la basura. Nunca te olvidaré. El Dios al cual rezás nunca te perdonará. Sos el monstruo en tus pesadillas”, dijo Stan, el padre, acompañado por Julie, su esposa y mamá del pequeño.

“Ya sé cómo es la cara del diablo. Nunca podré perdonarte”, concluyó contundente.

Un nuevo giro a la verdad

El caso parecía cerrado. Pero hace un mes The New York Times publicó un posible nuevo revés. De acuerdo a esta información, la corte detectó fallas en las instrucciones que dio el tribunal de primera instancia y podría haber un nuevo juicio. La noticia es un nuevo baldazo para la familia que hace 46 años necesita justicia.

fuente: CLARIN

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