Ricardo Jaime, ex secretario de Transporte durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, se presentó esta mañana en los tribunales federales de Comodoro Py para cumplir con la sentencia que lo condena a seis años de prisión por su responsabilidad en la tragedia ferroviaria de Once.
A las 9:20, acompañado por sus abogados, Jaime se dirigió al sexto piso del edificio, donde el Tribunal Oral Federal 2 lo esperaba para hacer efectiva su detención, tal como lo había ordenado la Corte Suprema de Justicia de la Nación la semana pasada. Este fallo resolvió rechazar la última apelación presentada por la defensa del ex funcionario, dejando firme la pena de prisión.
La tragedia de Once ocurrió el 22 de febrero de 2012, cuando un tren de la línea Sarmiento, operado por la empresa Trenes de Buenos Aires (TBA), descarriló al llegar a la estación Once, causando la muerte de 51 personas y dejando más de 700 heridas. Este accidente, uno de los más trágicos de la historia del transporte ferroviario argentino, fue el resultado de un conjunto de factores, entre los que se destacó la falta de mantenimiento de los trenes y la infraestructura, así como la corrupción y la negligencia de las autoridades encargadas de la seguridad en el sistema ferroviario.
Ricardo Jaime fue condenado en 2015 por el Tribunal Oral Federal 2 a seis años de prisión por administración fraudulenta, debido a su responsabilidad en la asignación irregular de recursos para el mantenimiento de los trenes, lo que derivó en la tragedia. A lo largo de los años, otros ex funcionarios y responsables del desastre fueron condenados, como el maquinista y los directivos de TBA, pero la situación de Jaime fue especialmente compleja debido a los múltiples recursos legales presentados por su defensa, lo que retrasó la ejecución de la pena.
En 2016, Jaime fue arrestado y pasó casi siete años en prisión, primero en la cárcel de Ezeiza, y luego en su casa, tras ser liberado en 2023. Durante su tiempo en prisión, acumuló seis condenas por diversas causas de corrupción, lo que lo convirtió en uno de los personajes más controversiales de la política argentina. Sin embargo, el proceso por la tragedia de Once, uno de los más emblemáticos, aún no había sido resuelto completamente.
El ex funcionario había apelado la condena de administración fraudulenta y solicitado la suspensión de su detención, al mismo tiempo que pedía ser beneficiado con el arresto domiciliario, argumentando problemas de salud y su proximidad al cumplimiento de los 70 años, edad que le otorga la ley para acceder a dicha modalidad de prisión. No obstante, la Corte Suprema desestimó su apelación y dejó firme la sentencia. La defensa de Jaime también intentó postergar la ejecución de la pena por medio de un planteo ante el Tribunal Oral Federal 2, pero este fue rechazado.
En su resolución, el tribunal destacó que la detención debía llevarse a cabo sin dilaciones, ya que no existía “ningún fundamento legal que justifique la suspensión de la ejecución de una sentencia firme”. De esta manera, el tribunal ordenó que Jaime se presentara en los tribunales dentro de las 48 horas siguientes a la notificación de la sentencia, lo que ocurrió esta mañana. Tras realizar los trámites correspondientes, el ex secretario de Transporte será trasladado a una cárcel federal para cumplir su condena.
Ricardo Jaime tiene un largo historial judicial que incluye varias condenas y causas abiertas por corrupción. Aparte de la tragedia de Once, su nombre ha estado vinculado a numerosos escándalos de corrupción durante su gestión en el Ministerio de Transporte, entre ellos el caso de los trenes chatarra comprados a España y Portugal, por el cual fue condenado a ocho años de prisión por enriquecimiento ilícito.
Además, está involucrado en la investigación por el cobro de coimas relacionadas con el fallido proyecto del tren bala, que nunca se concretó, y también está procesado por el caso de los “cuadernos de la corrupción”, una de las investigaciones más resonantes sobre la obra pública en la Argentina, en la que está acusado de haber recibido sobornos junto a otros funcionarios de alto rango, como la vicepresidenta Cristina Kirchner y el ex ministro de Planificación, Julio De Vido.
La condena por la tragedia de Once fue revisada en 2019, cuando la Cámara Federal de Casación Penal le sumó a Jaime el delito de estrago culposo (causar una muerte o daño masivo por negligencia), lo que elevó su pena a ocho años. Sin embargo, una nueva revisión en 2023 por parte de la misma Cámara determinó que solo debía mantenerse la condena por administración fraudulenta, reduciendo la pena a cinco años. Esta sentencia fue ratificada por la Corte Suprema, que, de esta manera, cerró el capítulo judicial relacionado con la tragedia de Once, pero dejó abierto el panorama para que Jaime cumpla con el resto de sus penas.
La tragedia de Once, que dejó una herida profunda en la sociedad argentina, marcó un antes y un después en la percepción pública sobre la corrupción y la falta de responsabilidad de los funcionarios públicos. Más de una década después del accidente, la memoria de las víctimas sigue siendo un tema de debate y reflexión, tanto en los tribunales como en el espacio político.
Ricardo Jaime, como principal responsable del sistema ferroviario durante los años previos a la tragedia, representa un símbolo de esa corrupción estructural que contribuyó a la catástrofe. Su detención y el cumplimiento de la pena no solo implican una justicia tardía para las víctimas, sino también una oportunidad para que la sociedad recuerde la importancia de la rendición de cuentas, incluso frente a los poderosos.
El ex Secretario de Transporte del kirchnerismo, Ricardo Jaime acaba de entregarse en la justicia para cumplir el resto de su condena en varias causas por corrupcion, entre ellas la de ma tragedia ferroviaria de Once de la cual le restan 4 años. pic.twitter.com/Dc9tU01vBH
— Alfredo Izaguirre F. (@aizaguirref) November 5, 2024
El largo recorrido político de Ricardo Jaime
Ricardo Raúl Jaime nació en Córdoba el 16 de enero de 1955. Ingeniero agrimensor de formación, inició su carrera política en el sur de la Argentina, en la provincia de Santa Cruz, donde trabajó en diversas áreas del gobierno provincial. En 1991, con la llegada de Néstor Kirchner al gobierno de Santa Cruz, Jaime se sumó al círculo cercano del entonces gobernador, primero como Ministro Secretario General de la Gobernación y luego como titular del Consejo Provincial de Educación. Durante la gestión de Kirchner, fue uno de los hombres de confianza del presidente, lo que le permitió acceder a cargos de mayor relevancia a nivel nacional.
En mayo de 2003, Néstor Kirchner lo designó como secretario de Transporte de la Nación, en un contexto político en el que el sistema ferroviario argentino atravesaba una profunda crisis. A pesar de que Jaime carecía de experiencia previa en el área, su nombramiento fue interpretado como un gesto de confianza por parte del presidente, quien consideraba a Jaime un hombre clave en su círculo íntimo.
Durante su gestión en la Secretaría de Transporte, Jaime fue responsable de la administración de millonarios subsidios al sector ferroviario. Entre sus logros más destacados estuvo la rehabilitación del tren El Gran Capitán, que conectaba Buenos Aires con Posadas, pero su gestión también estuvo marcada por constantes críticas debido al pésimo estado de los servicios ferroviarios, las malas condiciones de los trenes, y la falta de inversión en infraestructura y mantenimiento.
El 22 de febrero de 2012, un tren de la línea Sarmiento, operado por la concesionaria Trenes de Buenos Aires (TBA), se accidentó en la estación de Once, causando la muerte de 51 personas y dejando más de 700 heridos. El choque, que generó una de las tragedias más grandes del transporte ferroviario argentino, puso en evidencia la negligencia de las autoridades encargadas de velar por la seguridad del servicio. En este contexto, Ricardo Jaime fue uno de los principales responsables, al haber estado al frente de la Secretaría de Transporte durante la crisis que afectaba al sistema ferroviario, caracterizado por un evidente abandono, la falta de control sobre las concesionarias, y la corrupción en la asignación de recursos.
Jaime fue imputado por administración fraudulenta por su vínculo con los contratos y las concesiones ferroviarias, y en diciembre de 2015, el Tribunal Oral Federal 2 lo condenó a seis años de prisión por su responsabilidad en el accidente de Once. Sin embargo, su condena no fue inmediata, ya que continuó con recursos legales que retrasaron el cumplimiento de la pena.
A lo largo de los años, Jaime acumuló más de treinta causas penales vinculadas a delitos de corrupción y defraudación contra el Estado. Entre las acusaciones más graves se encuentra la compra de trenes obsoletos a España y Portugal, por la que fue condenado a ocho años de prisión por enriquecimiento ilícito, y la denuncia por el fraude en el contrato de mejoras en el ferrocarril Belgrano Cargas, que le valió otro procesamiento judicial en 2013.
Tras ser procesado en 2013 por diversas causas de corrupción, Jaime se convirtió en prófugo de la justicia. Aquel mismo año, el juez federal Claudio Bonadio ordenó su detención, pero el ex funcionario evadió su arresto y fue declarado en rebeldía. Durante este período, se emitió una orden de captura internacional a través de INTERPOL. Jaime se refugió fuera del país durante varios meses, mientras sus abogados intentaban obtener la exención de prisión.
En 2013, tras varios intentos fallidos por evitar la prisión, Jaime se presentó ante la justicia luego de que se le concediera la eximición de prisión en el Tribunal Oral Federal N°2, en un gesto que sorprendió a muchos y que puso fin a su huida. En ese momento, la Justicia resolvió que continuaría con su proceso judicial, aunque se le permitió estar en libertad bajo ciertas condiciones. Sin embargo, el peso de las acusaciones y las condenas por corrupción seguían persiguiendo al ex funcionario.
El caso de Ricardo Jaime es emblemático en la lucha contra la corrupción en Argentina. Su detención y condena por la tragedia de Once representan una victoria parcial para las víctimas y la sociedad en general, pero también reflejan las dificultades del sistema judicial para hacer frente a las prácticas corruptas que han permeado las esferas del poder durante décadas.
Ahora, con su entrega a la justicia y la ejecución de su condena, comienza un nuevo capítulo para Jaime, quien, a pesar de su historial de corrupción y las graves acusaciones en su contra, continuará enfrentando procesos judiciales por otros casos de corrupción que aún están en curso.