
En Córdoba, los repartidores de aplicaciones realizan hasta 140 pedidos por semana, una cifra que evidencia jornadas extenuantes y ritmos laborales difíciles de sostener. Aun así, la mayoría asegura que no llega a fin de mes, ni siquiera trabajando más de 15 viajes diarios. El desgaste físico y emocional se hace sentir en un sector donde la demanda crece, pero los ingresos no acompañan.

Los trabajadores describen un sistema inestable e imprevisible, donde no existen referencias salariales claras y los ingresos dependen de factores externos como los horarios pico, las promociones y la disponibilidad de pedidos. Para poder superar el valor de la Canasta Básica, muchos deben extender sus jornadas al límite, sacrificando descanso y vida personal.

Ante la falta de regulación específica y la presión económica, los repartidores cordobeses reclaman mayor claridad, mejores condiciones y un marco laboral que garantice ingresos dignos. Mientras tanto, siguen pedaleando o acelerando sus motos para sostener un trabajo que no siempre les permite sostenerse a ellos mismos.



