Regalos de Navidad: los 10 juguetes clásicos que le ganan la batalla a la tecnología

Celulares, tablets, consolas de videojuegos y computadoras ingresan cada vez más temprano en la vida de niños y niñas. Sin embargo, hay algo contra lo cual la tecnología aún no puede: “La magia de los clásicos”.

Así lo aseguraron a Clarín desde la Cámara Argentina de la Industria del Juguete (CAIJ) al referirse a ese grupo de juguetes tradicionales que siguen figurando entre los más vendidos y con los cuales se divirtieron varias generaciones.

De cara a la Navidad y el Día de los Reyes Magos, los voceros de la CAIJ ofrecieron en exclusiva a Clarín el listado de los 10 juguetes clásicos que parecen ganarle la batalla a los dispositivos electrónicos.

¿Por qué sobreviven los juguetes clásicos?

Al consultarles a los referentes de la industria del juguete a qué atribuyen el éxto de estos clásicos a través del tiempo, los voceros respondieron:

Los 10 juguetes tradicionales más vendidos

Desde la Cámara Argentina de la Industria del Juguete detallaron la lista de los 10 que resisten el paso del tiempo.

1- Juego de construcción metálico

El Arma-Mec es el clásico juego de construcción metálico que atraviesa generaciones. Con piezas, tuercas y herramientas reales, invita a armar autos, grúas y estructuras que ponen a prueba la creatividad, la paciencia y el ingenio. Un juguete que sigue vigente porque combina desafío, aprendizaje y la satisfacción única de construir con las manos.

2- Rasti y Mis Ladrillos

“Dos clásicos argentinos que no faltan en ninguna casa”, aseguraron desde la CAIJ. Sus bloques invitan a imaginar, diseñar y construir desde vehículos hasta ciudades completas. En los últimos años, añadieron, volvieron con fuerza gracias al boom de la construcción como juego educativo, fortaleciendo la creatividad, el pensamiento lógico y el juego compartido entre generaciones.

3- Memotest y Carrera de Mente

Dos íconos de la mesa familiar. El verdadero Memotest —el de las fichas que todos conocemos— sigue siendo un entrenamiento perfecto para la memoria, la concentración y la observación.

Y junto a él, el Carrera de Mente se mantiene como el juego de preguntas y respuestas más popular del país, así como el más vendido de la Argentina, explicaron los referentes del sector, al tiempo que destacaron que entre sus mayores virtudes se destaca la posibilidad de reunir a familias y amigos para poner a prueba sus conocimientos y la competitividad sana.

“Entre ambos representan lo mejor del juego de mesa clásico: simple, social y para todas las edades”, afirmaron.

4- El Estanciero

Otro clásico argentino que perdura desde mediados del siglo XX. Inspirado en la vida rural y la economía del campo, mezcla estrategia, negociación y un poco de suerte. Comprar campos, subastar estancias y negociar alquileres lo convierten en un juego tan tradicional como vigente, parte de la identidad lúdica del país.

5- Masas de modelar

Un infaltable del juego creativo. Amasar, estirar y dar forma no sólo divierte: también es clave para estimular la motricidad fina, la fuerza en los dedos, la coordinación mano–ojo y la creatividad. Un básico eterno del juego libre y sensorial.

6- La pelota

Quizás el juguete más universal. Está en todas las casas, plazas y clubes. Tras el último Mundial, donde Argentina ganó su tercera estrella, la pelota recuperó un valor emocional enorme: miles de chicos recrean jugadas, goles y festejos de la Selección.

Simple, accesible y eterna, la pelota es sinónimo de movimiento, juego libre y alegría.

7- El burbujero

Un juguete simple, accesible y “mágico”. Soplar burbujas de jabón sigue fascinando generación tras generación: no necesita instrucciones, pantallas ni baterías. Estimula la coordinación, el control de la respiración y el juego al aire libre, mientras transforma cualquier espacio en un momento de asombro. El burbujero demuestra que, con muy poco, se puede crear un instante de juego puro y compartido.

8- El “Pata Pata”

Un clásico de la primera infancia. Ese rodadito en el que los chicos avanzan impulsándose con los pies sigue siendo un símbolo de independencia, equilibrio y confianza corporal. Simple, noble y duradero, acompaña a los chicos cuando “se largan solos” y mantiene intacto su espíritu: libertad y juego en movimiento.

9- El bebote

Uno de los juguetes más emblemáticos del país. Desde los históricos Yoly-Bell hasta los modelos actuales como los de Lebebot, Monsi y Casita de Muñecas, el bebote acompaña el juego de crianza e imitación, fomenta la empatía y se convierte en un compañero afectivo para cada generación. Un clásico que aparece en fotos familiares, recuerdos y nuevas infancias.

10- El camión volcador

Desde los legendarios modelos de caucho y acero —duros como un tanque— hasta los camiones volcadores irrompibles de hoy, este juguete es un símbolo absoluto del juego al aire libre.

Cargar, descargar, transportar, empujar: es puro juego de acción, imaginación y movimiento. Un infaltable de plazas, playas, patios y veredas que demuestra que la simpleza sigue funcionando mejor que nunca.