
El Gobierno presentó una reforma integral del Código Penal que endurece penas, amplía la prisión efectiva e incorpora la imprescriptibilidad para delitos gravísimos. Entre los cambios centrales se destaca que crímenes como homicidio simple y agravado, abuso sexual, trata de personas, grooming, terrorismo y narcotráfico no prescribirán, garantizando que el paso del tiempo no limite el acceso a la justicia. Con esta actualización, el Ejecutivo busca modernizar un texto que llevaba más de un siglo sin cambios estructurales.

Otro eje clave de la reforma es la elevación de los mínimos de pena para que más condenas tengan cumplimiento efectivo. Según datos oficiales, el 82% de los delitos previstos en el nuevo Código implicará prisión real, dejando atrás la lógica de la “puerta giratoria”. A esto se suma un incremento generalizado de las penas para homicidio, corrupción, narcotráfico, violencia de género, delitos viales, cibercrimen y nuevas figuras delictivas como ecocidio o delitos electorales digitales.
La iniciativa también introduce herramientas más duras contra el crimen organizado, el lavado de activos, los motochorros, la violencia en espectáculos y los atentados contra el patrimonio cultural. Con este paquete de medidas, el Gobierno apunta a un mensaje contundente: más responsabilidad para los funcionarios, más protección para las víctimas y una reducción drástica de la impunidad que marcó al sistema penal en las últimas décadas.



