
La casa de Gran Hermano está más picante que nunca, y sus participantes deben estar listos para enfrentar cualquier sorpresa que pueda cambiar el rumbo del reality. En esta ocasión, la entrada de Katia, “La Tana”– en reemplazo de Keila– trajo un aire fresco y electrizante al programa, captando de inmediato la atención del público y sus compañeros.
Con 33 años, oriunda de La Matanza, y un estilo único que mezcla motos, tatuajes y mucho carisma, “La Tana” dejó su marca desde el primer instante en que cruzó las puertas de la casa. Su llegada en una moto rosada, escoltada por un grupo de amigos motoqueros, fue un espectáculo en sí mismo. El rugido de los motores y las luces que la acompañaban crearon una postal inolvidable, dejando claro que esta no sería una entrada más en la historia del programa.
Una historia marcada por esfuerzo y autenticidad
El ingreso de Katia a Gran Hermano no fue algo casual. Hace dos años, su casting para una edición anterior del reality se volvió viral gracias a su frescura y autenticidad. En ese video, sentada sobre su característica moto rosada y con un casco a juego, “La Tana” se presentó diciendo: “Hola, soy la Tana de San Justo. Tengo 31 años. Soy mamá soltera de una hija de 13. Amo las motos, amo los tatuajes y, en mis tiempos libres, salgo a rodar en moto con amigos. A veces tatúo porque empecé hace poco y, si no, hago delivery con la moto mensajería, que es lo que me saca adelante todos los días”.
Pero no todo en ella es desenfado. Con una mezcla de humor y sinceridad, también reveló sus sueños y desafíos: “Una meta que tengo a futuro es poder invertir en un local para tener un negocio, progresar todos los días y darle una mejor vida a mi hija. Así que prepárense porque voy a todo o nada”.
Incluso se animó a bromear sobre uno de sus temores al entrar a la casa: “El único inconveniente, bah, no inconveniente, pero sí que me preocupa, es que si entro a la casa, no sé cómo voy a hacer porque cada dos días me dan ganas de tener sexo. ¡Así que…!”.

La entrada de Katia a Gran Hermano
Al cruzar la puerta principal, Katia fue recibida con curiosidad por parte de sus nuevos compañeros, quienes rápidamente se acercaron para conocerla. Su personalidad extrovertida y su look llamativo —cabellera platinada con puntas rosadas— hicieron que no pasara desapercibida. Tras recorrer la casa y elegir su lugar para dormir, se integró al grupo con naturalidad, participando de las primeras conversaciones en el jardín mientras sus compañeros le explicaban las reglas del juego.
Sin dudas, Gran Hermano suma un ingrediente explosivo con esta participante que ya conquistó a muchos con su desparpajo y autenticidad.