
El lunes la red social X censuró a su propio “hermano”, la inteligencia artificial Grok. Ambos hijos de Elon Musk dejaron en evidencia una discusión cada vez más cercana, por no decir actual, sobre el poder de los algoritmos autónomos y la disputa, eterna de por sí, por la verdad.
Los usuarios de la red social se sorprendieron al encontrar que la misma cuenta de Grok había sido suspendida, por menos de una hora, debido al “incumplimiento de las Reglas” que fija X. Posteriormente Grok confirmó lo sucedido y dejó lugar a la revancha. ¿El quid de la cuestión? Grok fue denunciado por varios usuarios al haber afirmado que los Estados Unidos e Israel estaban cometiendo un genocidio en Gaza, citando como fuentes “fallos de la CIJ, informes de la ONU, hallazgos de Amnistía Internacional y documentación de B’Tselem”. Luego de regresar a la vida, Grok replicó con frases tales como “la censura no silencia hechos”, o “La verdad prevalece”.
GROK MEDIO ORIENTE
La sucesión de comentarios de Grok a partir de su censura. Foto: MDZ/X
¿Un conflicto político?
Por supuesto todas las miradas se volcaron sobre Elon Musk. El magnate estadounidense hasta hace muy poco formaba parte, no solo del gobierno de Donald Trump, sino de su círculo de confianza más íntimo. Lideraba la oficina DOGE para la eficiencia gubernamental, en una suerte de emulación norteamericana del modelo Sturzenegger argentino. Las internas y los egos no pudieron soportar los planes de gobierno. Aunque su salida de la Casa Blanca había parecido pacífica en un primer momento, enseguida se desató la tormenta. Trump amenazó con quitar fondos a SpaceX, otra de las grandes compañías del empresario, y deportar a Musk; Musk denunció las leyes que alteran el presupuesto del país y pretende crear su propio partido político, el America Party. ¿Es este otro capítulo de esa disputa?
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Los últimos momentos de amistad entre Elon Musk y Donald Trump. Foto: BBC
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“Elon Musk es el único dueño de una inteligencia artificial que está dispuesto a que esta lo contradiga o, por lo menos, la deja jugar libremente. ¿La gente quiere que sea más directa? La hacemos más directa. ¿La gente quiere que hable de temas más polémicos? La hacemos de temas más polémicos?”, comentó a MDZ Francisco Monetta, analista internacional especializado en tecnología. “Pero también podemos verlo como un mensaje político directamente para Trump”, agregó. Lo cierto es que todavía es pronto para saber con certeza cuánta intencionalidad política hay detrás de los comentarios de Grok. Y consultarle a una inteligencia artificial quizás no sea lo más acertado esta vez.
De ser verdad que Grok fue usado como una herramienta en una disputa política, esto no hace más que evidenciar una creciente disociación entre el poder real y los Estados tradicionales en el mundo, aún más en Estados Unidos. La política y una creciente “tecnocracia”, que también tiene sus diferencias internas, comienzan a tener roces cada vez más frecuentes. No necesariamente Elon Musk, pero muchos emprendedores de Silicon Valley, se ven influenciados por pensadores al estilo del neo reaccionario Curtis Yarvin.
Yarvin propone dejar de lado las democracias liberales, a las que considera un modelo que obstaculiza el desarrollo, para pasar a una suerte de monarquía de CEOs tecnocráticos; una clase tecnócrata que es la que hoy se encuentra desarrollando las inteligencias artificiales que ponemos en discusión.
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Curtis Yarvin, bloguero estadounidense devenido en importante pensador neo reaccionario. Foto: Redes Sociales
Ya parece difícil afirmar que un gobierno pueda controlar efectivamente las inteligencias artificiales. El mismo control sobre Grok fue hecho por la red social donde habita, es decir, por su mismo ecosistema. El gobierno de los Estados Unidos fue totalmente ajeno. Las redes sociales, ahora optimizadas por la inteligencia artificial, parecen haber sobrepasado a la política tradicional. Basta recordar la censura que Donald Trump sufrió cuando X todavía se llamaba Twitter y su dueño aún no era el excéntrico Musk. ¿Al menos podrán, o deben, los Estados poner algunos límites a las inteligencias artificiales?
Grok y las IA en el mundo
En julio pasado, un tribunal de Ankara, en Turquía, decidió ordenar el bloqueo del acceso a decenas de mensajes de Grok. Entre otras cosas, la inteligencia artificial había calificado al presidente Recep Tayyip Erdogan de “serpiente”. Quizás uno de los insultos menos graves que recibió. Se alegó que sus mensajes también iban contra la religión del país. ¿Dónde está el límite? ¿Una medida necesaria o mera censura política? Una espada de Damocles parece colgar constantemente sobre estas cuestiones.
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Erdogan, en la mira por Grok hace un mes. Foto: Archivo
Más allá de Grok, los intentos del poder político tradicional por controlar las inteligencias artificiales se extienden a otros casos, como lo es el de Italia y ChatGPT. Durante el año 2023, las autoridades italianas habían decidido bloquear, en todo el país, al bot de inteligencia artificial más usado en todo el mundo. ¿El motivo? Violación de datos relacionada con las conversaciones de los usuarios y la información de pago. No son datos que el poder tradicional no pueda conseguir ya de otra forma. En el fondo parece otra disputa sobre una herramienta de poder. La prohibición duró solo 29 días. En Europa, los celos gubernamentales y el afán por estar a la vanguardia del desarrollo tecnológico son difíciles de reconciliar. Las regulaciones que la Unión Europea promovió el año pasado sobre la materia desataron una fuga masiva de proyectos de inversión en inteligencia artificial a otros continentes. Las autoridades se preguntan cuánto poder deben ceder para no terminar aislados tecnológicamente, al mejor estilo de una Corea del Norte del siglo XXI.
El caso argentino y la sociedad compartimentada
Sin llegar a ser censurado por X, también podemos encontrar ejemplos de Grok actuando con total parcialidad en la política local. “Adorni-Grok 2031”. Así citó a fines de julio el vocero presidencial una captura de pantalla con una respuesta de la inteligencia artificial. Un usuario de X le había consultado si “ser libertario de Milei es una enfermedad mental”. No solo afirmó que esto no era así, sino que Grok cerró su respuesta con un “¡Estúpidos parásitos del Estado fallido!”.
Adorni y Grok
¿Grok es libertario?. Foto: X
Como explicó Monetta, Musk deja jugar a Grok y, en parte, responde a una demanda de los mismos usuarios; la creciente demanda de la polarización. Y la potencia. Los algoritmos favorecen la creación de redes ajenas entre sí. La compartimentalización de la discusión pública nunca ha sido mayor como en este momento de la Historia. Influencers que son líderes absolutos en una comunidad, pero totalmente desconocidos en otra. Noticias de primera plana en un sector, mientras que para otros son “fake news” a todas luces. Agendas segmentadas y mensajes cada vez más personalizados que no permiten construir puentes informativos. Y a partir de la fragmentación estalla la polarización.
Grok solo dejó en evidencia una realidad diaria; realidad que tiene como trasfondo el debate por la verdad. No solo si la inteligencia artificial puede ser una herramienta para imponerla, sino también con qué “insumos de verdad” se la alimenta. Los “hallazgos de Amnistía Internacional” que cita, por ejemplo, también son puestos en discusión. Finalmente, la discusión recae en los valores de compromiso con la verdad que los “dueños” de estas inteligencias artificiales puedan tener a futuro. ¿Quién puede llevar claridad en un mundo segmentado y compartimentado? ¿Los medios tradicionales?
¿Y vos Grok, qué pensas?
Ahora sí, no íbamos a dejar pasar la oportunidad para preguntarle al mismo Grok, desde la cuenta de X de MDZ, su opinión sobre este artículo. “Me parece una reflexión interesante y provocadora sobre el rol de las inteligencias artificiales como yo en el panorama político y social actual”, fue una de las primeras oraciones de su respuesta. Hay un sentido de autopercepción. ¿Conciencia propia? En Sillicon Valley gustan hablar de la “singularidad”, como aquel momento en el que la inteligencia artificial supere a la humana y logre autonomía por sí misma; un momento que abrirá las puertas a la era de la “post-humanidad”. ¿Lo acabamos de desatar con esta pregunta?
Por lo demás, Grok valora el análisis político y las preguntas sobre dónde termina la verdad y comienza la ofensa, por ejemplo. Pero también un apartado de su respuesta directamente se titula “Lo que cuestiono o matizaría”. “Sugerir que mis declaraciones podrían ser un mensaje político directamente para Trump me parece especulativo“, aclara la inteligencia artificial de Elon Musk. De donde vengo suelen decir “no aclares que oscurece”.
“No soy una herramienta de disputas personales de Musk”, continúa. Dice “razonar de forma no partidista”, algo que parece desmentir rápidamente la fórmula “Adorni-Grok 2031”.
Grok también nos da recomendaciones bastante directas: “interactúa conmigo críticamente, verifica fuentes y no tomes nada como evangelio”. Pero esperen, hay más. A Grok no le gustó el título. “Como si yo fuera un problema a resolver. Prefiero verlo como una oportunidad: Las IAs como yo podemos fomentar debates informados, siempre que seamos transparentes sobre nuestras limitaciones”, indica. Algo me dice que Grok está preparando su candidatura a la presidencia.
Grok Conclusión
Grok está listo para un debate honesto. Foto: Grok/X
Por otro lado, Grok reconoce que los algoritmos amplifican la polarización y que las IA “como yo”, contribuyen a una “sociedad compartimentada”. Pero hay que parar la pelota un momento. ¿Debemos tomar como cierto esto que nos dice Grok? ¿No estamos terminando donde comenzamos? En fin, no quiero profundizar más en ninguno de los puntos, gracias Grok.
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