
Punta del Este se encamina a un verano 2026 con alta demanda y un claro protagonismo argentino. El regreso de la clase media y el sostenido interés del segmento premium impulsaron las reservas con varios meses de anticipación, especialmente para las fiestas y la primera quincena de enero.

Según operadores inmobiliarios, las consultas comenzaron entre mayo y junio, mucho antes de lo habitual. Ese adelanto se tradujo en una fuerte ocupación en las zonas más cotizadas, como Manantiales, La Brava, La Mansa, José Ignacio y Punta Ballena, donde hoy queda muy poca disponibilidad para los primeros días del año.
En cuanto a precios, los alquileres registraron un aumento cercano al 20% en dólares respecto al verano pasado. Para la primera quincena de enero, los departamentos de un dormitorio parten desde los US$6000, mientras que las unidades premium —con vista al mar y amenities— pueden superar los US$20.000. En José Ignacio, donde predominan las casas, los valores arrancan en US$25.000 y pueden escalar hasta US$80.000 por quincena.
El diferencial, coinciden los especialistas, no está tanto en la ubicación sino en los servicios: piscinas, spa, mucama, seguridad y propuestas tipo resort son claves para definir el precio final. En el extremo más accesible, aparecen opciones básicas en zonas menos demandadas, con alquileres desde US$1200 a US$1800 por quincena.
Después del 15 de enero, el panorama cambia. La segunda quincena suele ser entre un 25% y 30% más barata y febrero muestra una ocupación sensiblemente menor, con más margen para negociar precios. Ese período atrae a un público distinto, con estancias más cortas y mayor sensibilidad al valor.
Con una primera quincena prácticamente completa y un verano que se muestra más competitivo hacia adelante, Punta del Este vuelve a consolidarse como uno de los destinos preferidos por los argentinos, combinando turismo, inversión y estilo de vida en una temporada que promete volver a ser récord.



