
El especialista en medicina del sueño Eduard Estivill explicó por qué dormir más horas en días posteriores no compensa la falta de descanso acumulada. Para el médico, dormir no es solo “cerrar los ojos”, sino un proceso biológico complejo que funciona como un “taller de reparación” del cuerpo y la mente.

La importancia de los ciclos de sueño
El sueño se organiza en etapas: superficial, profundo y REM. Cada una cumple funciones específicas, desde la regeneración física y la producción de hormonas hasta la consolidación de la memoria. Dormir más horas fuera de la ventana biológica correcta —por ejemplo, levantarse tarde tras acostarse muy tarde— no garantiza un descanso efectivo. Esto se debe a que el cerebro necesita ciclos completos dentro de franjas horarias predeterminadas para repararse correctamente.
La deuda de sueño no se recupera
Estivill señaló que acumular horas de sueño en días posteriores solo permite recuperar un 15 o 20% de lo perdido. “Dormimos para estar bien al día siguiente”, afirmó. La única manera de evaluar si el descanso fue suficiente es observar cómo nos sentimos: si al levantarnos estamos fatigados, irritables o con niebla mental, significa que el “taller” del sueño no completó su función reparadora.

Hábitos y mitos sobre el descanso
El especialista también desmintió tendencias populares sin respaldo científico, como usar cintas en la boca o tiritas nasales, y destacó que la respiración correcta durante la noche es natural. La luz artificial y la hiperestimulación diaria dificultan desconectar al cerebro, por lo que recomienda respetar los ritmos biológicos y dormir en ventanas horarias óptimas: entre las 10 u 11 de la noche y las 6 a 8 de la mañana.
Sueño y rendimiento
El sueño también actúa como “entrenamiento silencioso” en deportistas de élite. Messi, Cristiano Ronaldo y otros atletas prolongan su rendimiento gracias a un descanso adecuado que optimiza la recuperación muscular y la concentración mental. Estivill explicó que adaptar las actividades según el cronotipo de cada persona —matutino o nocturno— mejora el rendimiento y el bienestar diario.

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