Por qué dejar el sexo para el final del día puede ser un error

En muchas parejas, el sexo tiende a quedar relegado al último lugar de la rutina diaria: después de trabajar, ordenar la casa, cocinar o acostar a los chicos. El momento íntimo queda reducido a ese hueco que se aprovecha si todavía queda algo de tiempo y energía. Pero distintos especialistas advierten que esa costumbre, tan instalada culturalmente, puede ser contraproducente tanto para el deseo como para la conexión emocional.

Una de las voces que instaló el debate fue la psicóloga y sexóloga colombiana Romina Castro, quien en un video viral de TikTok alertó sobre esta práctica: “El final del día es el peor momento para tener sexo, pues es cuando estás más cansado”.

En diálogo con Clarín, amplió su mirada y aclaró que, más que un hábito cultural, es una asociación instalada: “Siempre hemos visto que el sexo se relaciona con la vida nocturna y con las noches. Entonces esperamos a que acabe nuestro día, acaben nuestras responsabilidades, porque tampoco es una prioridad el sexo en la vida de la gente”.

Para Castro, esa idea de “sexo igual noche” arrastra juicio y prejuicio: “Siempre ha sido considerado como parte de la fiesta, de las drogas, como si todo estuviera empaquetado en el mismo grupo. Nunca se vio como algo natural”.

El problema es que esa lógica hace que el encuentro llegue cuando ya no queda energía disponible. “Es esperar a que terminen todas las actividades del día y, como cierre, el sexo. Pero ya no queda gasolina porque te la gastaste en todo lo que vino antes”, explica.

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Por qué dejar el sexo para el final del día puede ser un error

Por qué tener sexo al final del día no siempre funciona

El psiquiatra y sexólogo Walter Ghedin aporta una mirada complementaria respecto a esta costumbre, que -según él- terminó naturalizando la noche como “el tiempo ideal”. “Para los jóvenes, más liberados de responsabilidades, cualquier momento del día puede ser una buena ocasión para tener sexo; luego, ya adultos, el estrés de la vida cotidiana lo va desplazando a la calma de la noche, cuando los cuerpos están mejor dispuestos, tanto física como mentalmente”, señala el autor de Voyeurs. El lado B.

El especialista advierte que el sexo nocturno tiene beneficios -como mejorar el descanso y contribuir a un sueño más profundo-, pero también exige que la libido haya ido subiendo a lo largo del día. “La dopamina energiza, mejora la voluntad y sube el deseo; la oxitocina promueve el contacto corporal; además, durante la tarde/noche, el cortisol baja y con él, disminuye la sensación de estrés”, sostiene.

Para Ghedin, dejar el sexo al final del día es una costumbre culturalmente instalada. Foto: ilustración Shutterstock.Para Ghedin, dejar el sexo al final del día es una costumbre culturalmente instalada. Foto: ilustración Shutterstock.

Para Castro, en cambio, el primer obstáculo es claro: “El agotamiento físico y mental es el primer enemigo del deseo sexual. Lo que alimenta más al deseo es la energía, tanto física como mental. Si en el día gastamos toda esa cuota, no va a haber nada guardado para el sexo”. Y agrega: “No se trata de salir completamente del cansancio, sino de qué hacemos para no terminar agotados. Ejercicio, meditación, buscar un momento propio: algo que te permita no llegar fundida a la noche”.

A su vez, los riesgos aparecen cuando se imponen mandatos o tensiones internas: “Hay que tener sexo cuando él/ella quiere”, “Mañana me tengo que levantar temprano”, “No me queda resto para nada”. Para Ghedin, estos pensamientos suelen estar asociados a la exigencia del coito, sin tener en cuenta que “el contacto cuerpo a cuerpo ya es placentero y no tiene por qué llegar siempre al coito”.

Qué son las discronaxias sexuales y cómo afectan a la pareja

Otro punto que suele generar conflicto es la diferencia de tiempos. Ghedin denomina discronaxias sexuales a esos desacuerdos entre los miembros de una pareja sobre el mejor momento del día para tener sexo.

“En las parejas convivientes suele ser un problema y cada uno defenderá su punto de vista”, explica. Si no son diferencias profundas, pueden resolverse en fines de semana o días libres. Y considera que los hombres tienden a preferir la noche; muchas mujeres, en cambio, eligen la mañana, cuando están más descansadas o menos atravesadas por la multitarea mental.

Las discronaxias sexuales suelen generar conflictos en la pareja. Foto: ilustración Shutterstock.Las discronaxias sexuales suelen generar conflictos en la pareja. Foto: ilustración Shutterstock.

Estrategias para evitar que el sexo dependa del cansancio

Ghedin remarca que existe una visión idealizada de la intimidad: el momento perfecto, la libido alta, la previa romántica. “Todo esto puede ser posible, pero no accesible para la mayoría”, advierte.

Para él, lo importante es desarmar la exigencia y priorizar el encuentro: “Si asumimos tantas responsabilidades para cumplir con demandas externas, ¿por qué no podemos asumir que la intimidad también es una grata responsabilidad que tiene múltiples beneficios?”.

Castro coincide y propone una solución práctica, aunque a veces resistida: planificar. “Yo siempre trabajo con mis pacientes que se sienten y saquen sus agendas, que vean cómo está su semana y busquen espacios juntos. Mucha gente ve la planificación como algo aburrido porque no es espontáneo, pero el sexo no siempre tiene que ser espontáneo para ser bueno”.

Entre idealizar y agendar, es mejor lo segundo”, resume Ghedin. Y concluye: “El romanticismo no es una idea abstracta, es una acción concreta que surge de la conexión de los cuerpos y de las ganas de estar juntos”.

fuente: CLARIN

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