En el corazón de la ciudad de Córdoba, un recinto emana historia y espiritualidad, ya que se trata de una residencia que habitó Jorge Mario Bergoglio, el sumo pontífice de la Iglesia católica. Además, forma parte de la esencia jesuita de la provincia.
Es la Residencia Mayor de la Compañía de Jesús, ubicada en la esquina de Obispo Trejo y Caseros. Entre julio de 1990 y fines de mayo de 1992, este fue el hogar del Papa Francisco, el hombre que luego se convertiría en el primer Papa americano.
PAPA FRANCISCO: CÓMO LLEGÓ A VIVIR EN CÓRDOBA
Tras ejercer como provincial de la Compañía de Jesús entre 1973 y 1980, sus superiores jesuitas lo destinaron a Córdoba, apartándolo de su cargo en una suerte de “castigo”. Algunos lo consideraban un “loco” o un “enfermo” tras una exitosa carrera.
La habitación número 5, pequeña y sencilla, con una ventana que mira a la calle Caseros, fue su refugio personal. Allí, Bergoglio se desempeñó como confesor y dedicó tiempo al cuidado de sus hermanos religiosos, especialmente los ancianos y enfermos.
Dentro de la Residencia, la Capilla Doméstica, que data de mediados del siglo XVII, era el sitio donde Francisco cumplía sus prácticas de piedad y oración diaria. Asimismo, el patio de la Residencia era otro de los espacios que Bergoglio frecuentaba para sus momentos de silencio y meditación.
La habitación que ocupó es un sitio emblemático dentro de la Manzana Jesuítica, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2000. Incluso, existe un circuito turístico llamado “Francisco y su paso por Córdoba”, que invita a recorrer estos espacios, reviviendo los momentos que marcaron su trayectoria. La residencia abre sus puertas al público en ciertas ocasiones, permitiendo a los visitantes conocer de cerca el espacio donde vivió el Papa.
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