
En el barrio de Caballito, en Rivadavia y el pasaje Florencio Balcarce, alguna vez se levantó una mansión. Era el Palacio Videla Dorna, construido a fines del siglo XIX por Gervasio Videla Dorna, abogado, político y descendiente de una familia vinculada a la élite porteña. Pese a la magnitud del edificio, la familia apenas vivió allí tres años antes de alquilarlo a otras instituciones.
La mansión combinaba estilos arquitectónicos europeos, con galerías, jardines y espacios que permitían diversas prácticas y actividades. Durante los años que estuvo ocupada, fue adaptada a las necesidades de la Escuela Naval Argentina, que funcionó allí temporalmente.
Con el paso del tiempo, el barrio de Caballito cambió. Casas y calles reemplazaron a las quintas y la mansión finalmente fue demolida en la década de 1920. Hoy, el lugar conserva nombres, pasajes y construcciones que recuerdan de manera indirecta el palacio, mientras bares y vecinos mantienen viva la memoria del espacio que alguna vez ocupó un edificio que atravesó distintos capítulos de la historia local.
Construcción y primeros años del Palacio Videla Dorna
El palacio se levantó sobre un terreno que pertenecía a la familia de la esposa de Gervasio Videla Dorna. La obra combinaba influencias italianas, francesas e inglesas y reflejaba la transición de la arquitectura del Segundo Imperio francés a la época eduardiana inglesa.
Las galerías y los jardines ocupaban toda la manzana, y el edificio incluía balcones y detalles inspirados en el barroco y el neoclasicismo, típicos de la época de construcción.
Así lucía la fachada del Palacio Videla Dorna. Foto: IG / @buenos.aires.demolidaPese a su imponente presencia, la familia Videla Dorna solo vivió en la mansión durante tres años. Luego decidieron alquilarla, y nunca más la ocuparon. Los motivos exactos de esta decisión se desconocen, aunque algunos historiadores vinculan la elección con cambios familiares y la evolución del barrio hacia un entorno más urbano.
La mansión como sede de la Escuela Naval
Entre las instituciones que ocuparon el palacio, la Escuela Naval Argentina tuvo un papel destacado. Durante los años que funcionó allí, el edificio se adaptó para cubrir distintas necesidades educativas y de entrenamiento de los cadetes.Allí se encontraban:
- Salas de física y química
- Talleres de imprenta y encuadernación
- Biblioteca y gimnasio
- Salas de esgrima y máquinas de instrucción
- Espacios al aire libre para prácticas militares, incluyendo remo en el arroyo Maldonado
El paso por el Palacio Videla Dorna fue parte de esa etapa itinerante de la escuela naval, ya que la Escuela Naval Argentina desde su creación en 1872 cambio de sedes varias veces, llegó a pasar por la residencia de Juan Manuel Rosas y luego se estableció en Ensenada, donde hoy continua funcionando. El paso por esta mansión en el corazón de la Capital Federal es parte de esta etapa ambulante.
Cadetes formados frente al Palacio Videla Dorna. Foto: Armada ArgentinaLa escuela permaneció en el Palacio Videla Dorna entre 1899 y 1909, hasta que finalmente se trasladó a su sede definitiva en Ensenada. Las camadas de cadetes que pasaron por la mansión participaron de viajes de instrucción que llevaron la imagen de la residencia a distintos puertos del mundo.
Así esta hoy la zona donde se encontraba el Palacio Videla Dorna
Tras la salida de la escuela, la mansión fue alquilada a Jorge A. Susini, quien instaló allí su colegio. Con la densificación de Caballito, el edificio comenzó a rodearse de casas y calles. Hacia la década de 1920, la familia decidió demolerlo, y el terreno se dividió en lotes que se vendieron para viviendas.
Así luce en la actualidad la esquina de la Avenida Rivadadavia y el Pasaje Florencio Balcarce, el lugar histórico dónde estuvo emplazado el Palacio Videla Dorna. Foto: Google MapsEl pasaje Florencio Balcarce se formó en ese loteo y recibió su nombre definitivo en 1945. Allí vivieron escritores, artistas y personalidades locales, y muchas casas construidas en los lotes conservan hasta hoy la tipología de petit hotel de planta baja y uno o dos pisos.
En la esquina donde estaba la entrada principal del palacio funciona actualmente el bar El Coleccionista, punto de encuentro para quienes visitan el Parque Rivadavia.
Aunque no queda nada del edificio original, el Palacio Videla Dorna sigue presente en la memoria de Caballito. Fotografías antiguas, relatos de vecinos y nombres de calles permiten reconstruir parte de su historia. Caminar por la zona ofrece la posibilidad de imaginar la residencia y comprender cómo el barrio fue cambiando a lo largo del siglo XX.
—



