Padre Alberto Barros cuestionó el error de Vialidad Nacional por el cobro a la peregrinación a Loreto: Una gran hipocresía dijo contundente

El insólito cobro de más de 500 mil pesos que Vialidad Nacional realizó al Obispado de Posadas por el uso de la calzada de la Ruta Nacional 12 durante la peregrinación a la Virgen de Loreto continúa generando repercusiones. Tras la presión pública en medios provinciales y nacionales, el organismo del Gobierno confirmó que se trató de un “error del sistema” y anunció la devolución del dinero.

Sin embargo, para el padre Alberto Barros, sacerdote de la Parroquia Sagrada Familia de Posadas, el episodio revela mucho más que un trámite mal ejecutado. El religioso analizó las implicancias del hecho, cuestionó lo que consideró una “gran injusticia” y apuntó contra lo que, según dijo, es un modelo cultural impulsado por la gestión nacional.

“Aparte de insólito, en realidad a mí en lo personal no me sorprende en absoluto”, afirmó al inicio. “Si bien puede sonar un hecho menor, creo que es bueno indagar qué hay detrás de todas estas cosas. En lo personal lo que menos me preocupa es el tema económico, creo que el tema no pasa por el dinero”, sostuvo.

Para Barros, el cobro carecía de sentido práctico y resultaba contradictorio frente al abandono de la infraestructura vial. “Lo de la peregrinación en concreto no deja de ser una gran injusticia, una gran hipocresía cuando el mismo Estado Nacional ha abandonado la obra pública, el mantenimiento de las rutas… y de hecho está muriendo cualquier cantidad de gente en las rutas nacionales”, remarcó.

El sacerdote consideró que la medida fue “una gran falta de respeto a la libertad de un pueblo” y que el trasfondo excede lo económico. Según él, el gesto se enmarca en una forma de operar del Gobierno Nacional. “Más allá del discurso de que el ajuste lo va a pagar la casta, creo que a esta altura del partido todos nos damos cuenta de que la casta no sufre en absoluto… y sufren los ciudadanos de a pie y los más pobres”, afirmó.

También cuestionó los beneficios otorgados a sectores económicos de gran escala. “Por un lado se bajan impuestos… a las grandes riquezas, a las inversiones en minería, a todo lo que es extractivismo, se les regala prácticamente todo, pero sí te cobran una peregrinación religiosa, es una locura”.

Consultado sobre el trasfondo cultural del episodio, Barros fue categórico: “Entiendo que tanto al señor Presidente como a este gobierno le molesta sobremanera la acción de la Iglesia Católica… la justicia social, el acompañamiento de los últimos”. Agregó que la palabra “pueblo” incomoda a la gestión y describió el sentido simbólico de las manifestaciones religiosas.

Padre Alberto Barros, sacerdote de la Parroquia Sagrada Familia de Posadas.
Padre Alberto Barros, sacerdote de la Parroquia Sagrada Familia de Posadas.

“En una procesión se está hablando desde el silencio de un pueblo que camina junto… un pueblo solidario, un pueblo que no deja atrás al que viene retrasado”, explicó. “Es todo lo contrario de una cultura individualista, indiferente, avara, que solo se preocupa por su propio interés”.

Barros interpretó el cobro como un “gesto insólito”, pero no aislado, sino coherente con decisiones recientes. “Lo han hecho desfinanciando proyectos de prevención de adicciones, desfinanciando comedores populares…”, señaló.

Sobre qué hubiera ocurrido si el hecho no trascendía, el sacerdote advirtió un posible precedente. “Hubiera sido un antecedente importante ciertamente. Posiblemente si esto no repercutía, mañana se podría aplicar a cualquier otra experiencia parecida… la peregrinación a Itatí, la peregrinación a Fátima y tantas otras expresiones populares”.

El religioso insistió en que el Gobierno Nacional mantiene una postura de rechazo hacia manifestaciones culturales o religiosas de raíz comunitaria. “Creo que a este gobierno le molesta todo lo popular, le molesta todo lo que tenga que ver con la justicia social porque es un proyecto elitista, individualista para privilegios de minorías”, dijo.

También marcó un contraste con expresiones religiosas que, según afirmó, sí tienen afinidad política oficial. “No les molesta otras expresiones religiosas ligadas a lo elitista y ligadas a un poder… no son las religiones que acompañan al ciudadano común”, remarcó.

Para Barros, la devolución del dinero no modifica el mensaje político y cultural que dejó el cobro. “Insólito, sí. Sorprendente, no, en el contexto de lo que estamos viviendo como nación”, concluyó.

fuente: VIAPAIS

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