
Pablo Biró está por cumplir 16 años al frente de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA). En 2012 llevaba ocho años secundando a Jorge Pérez Tamayo como secretario adjunto del gremio, cuando se produjo la ruptura entre Hugo Moyano, el referente de Pérez Tamayo, y la entonces presidenta Cristina Kirchner. Biró, alineado en aquel momento con la agrupación La Cámpora, se abrió de Pérez Tamayo y armó una lista con la que le ganó la elección interna.
En los años siguientes llegó a enfrentar a su hermano, Daniel, en otra elección interna. La última elección hasta el momento fue en 2022, donde le ganó a Diego Pérez Bariggi, hijo de Pérez Tamayo (la idea de los pilotos como parte de un “club” no suena descabellada para quienes conocen ese ambiente). El mandato actual es hasta mayo de 2026.
Formado en la Fuerza Aérea y comandante de Airbus A330, Biró cambió en su alineamiento frente a La Cámpora y Hugo Moyano, a quien se terminó acercando en la última década. En cambio suele repetir en privado que no tiene vínculo político con la agrupación que lidera Máximo Kirchner. Lo que no varió fue su adhesión sin fisuras al kirchnerismo y al liderazgo de Cristina Fernández de Kirchner.
Las más de 20 medidas de fuerza que Biró encabezó entre agosto y septiembre del año pasado, en coordinación con otros gremios aeronáuticos, generaron una situación que había sido habitual durante el período de Macri y que intentó reeditar en los primeros meses de Milei. Sin embargo el desgaste frente a la sociedad se hizo sentir y el gremio de Biró, por primera vez desde la estatización de Aerolíneas, terminó firmando un acuerdo paritario con incrementos por debajo de la inflación.
Ahora encabeza una nueva medida de fuerza, esta vez anunciada con varios días de anticipación (a diferencia de muchos de los paros sorpresivos de hace poco menos de un año), con lo cual Aerolíneas pudo reprogramar sus vuelos y va a perder “apenas” un millón de dólares.
No es un paro por razones salariales (APLA firmó una paritaria hace menos de un mes) sino por “la ausencia de una estrategia clara y sostenible para el desarrollo” de Aerolíneas Argentinas, entre otro motivos.
El Gobierno le respondió al anuncio del paro con un decreto que flexibilizó las condiciones de trabajo de los pilotos, que pasaron de un máximo de 860 horas de vuelo por año a 1.000. Nada que no pase en otras partes del mundo, comenzando por Europa y EE.UU. Pero para el gremio de Biró significa que ahora habrá menos demanda de pilotos y por lo tanto menor afiliación. Difícil que puedan decirse a sí mismos que ganaron.
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