
Después de internas dentro del Gabinete y protestas de los empleados, el Gobierno pondrá en marcha el primer paso para reestructurar el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI). Según el decreto que saldrá publicado en las próximas horas, los dos organismos descentralizados del Ministerio de Economía pasarán a formar parte de la Secretaría de Agricultura y la Secretaría de Industria, respectivamente.
Con su traspaso a la administración central y la virtual pérdida de autarquía, Luis Caputo ganará mayor poder en la toma de decisiones y un manejo directo de la “caja”. Su equipo, además, será el encargado de recortar el gasto administrativo siguiendo las metas de ajuste del ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, un proceso que provocó fricciones entre ambos funcionarios por el liderazgo ante la finalización de las facultades delegadas que vencen el próximo 8 de julio.
En el caso del INTA, el decreto contempla su transformación en un ente desconcentrado, lo que le permitiría mantener cierta autonomía técnica y funcional, pero sin conservar la personalidad jurídica ni el patrimonio propio. De esa manera, el secretario de Agricultura, Sergio Iraeta -un hombre del riñón del titular de ARCA, Juan Pazo-, se hará cargo de los servicios administrativos, como las compras, contrataciones, recursos humanos, el pago de salarios y gastos regulares.
Otro de los cambios previstos es modificar el consejo directivo del instituto, hoy integrado por 3 representantes del gobierno (el presidente, la vicepresidente y la secretaría de Agricultura) y 7 del sector público-privado (dos facultades y cinco entidades del agro). La idea es reducir el peso de las entidades rurales y las facultades para darle mayor poder a los representantes gubernamentales, de manera de que, en caso de empate, defina el Ejecutivo.
El decreto es el primer paso para ajustar luego el presupuesto, despedir personal y deshacerse de parte de sus 450 sedes. Si bien el organismo eliminó 500 puestos y hoy tiene 6.400 empleados, Sturzenegger apuntó semanas atrás contra la autarquía del INTA cuando dijo que “si sos un organismo descentralizado podés cobrar y hacer caja, contratar gente, expandirte” y advirtió que “a muchos organismos los vamos a volver a la administración central”.
El mayor interés del equipo económico está puesto en el INTA. Desde el año pasado, el equipo de Caputo conquistó posiciones y neutralizó al agro, pero sin poder eliminar todos los focos de resistencia. Recién en octubre, el flamante titular de ARCA, Juan Pazo, designó a Norberto Bronzovich como presidente del instituto y a fines de marzo, con el guiño de la Mesa de Enlace, la nueva administración redujo direcciones nacionales y se crearon coordinaciones, donde Pazo ubicó su tropa.
Según datos oficiales, el crédito presupuestario del instituto al 30 de mayo ascendía a $ 244.000 millones, pero Sturzenegger estimó semanas atrás un monto de $ 400.000 millones. El INTA se financia con recursos propios definidos por el Congreso, a partir de derechos de importación (0,45%) y la tasa estadística (31% de ese gravamen). La intención es que los fondos vayan al Tesoro, en momentos que Caputo se comprometió a un ajuste fiscal más exigente con el Fondo Monetario.
Con un presupuesto de $ 85.000 millones, el INTI dejará de ser un órgano autárquico para convertirse en una unidad de la Secretaría de Industria y Comercio bajo la coordinación de Pablo Lavigne, quien esta semana estuvo reunido con Sturzenegger y Caputo en el quinto piso de Economía. Al igual que en el INTA, el plan es que la cartera de Caputo maneje en forma directa el presupuesto del organismo, reduzca el gasto administrativo y elimine personal.
La suerte del instituto terminó de sellarse la semana pasada, cuando el jefe de Gabinete de la Secretaría de Industria, Federico Mencarini, y el subsecretario de Defensa del Consumidor, Miguel Romero, le comunicaron los cambios a trabajadores y les informaron que la iniciativa era “por decisión del ministro Sturzenegger“, una noticia que provocó la inmediata reacción del personal con una protesta en la General Paz y un “abrazo” al organismo esta semana.
El futuro del INTI fue motivo de discusión este martes en la junta directiva de la UIA. Los industriales analizaron el “rol estratégico” que debería cumplir y coincidieron en la necesidad de contar con instituciones públicas “eficientes”, siguiendo el modelo alemán, español o brasileño. En rigor, hay sectores que desearían participar de la reestructuración y la dirección del instituto, hoy presidido por Daniel Afione -un exejecutivo de Toyota que es visto casi como propio en la central fabril-.
Pese a las diferencias sobre la apertura de importaciones y el dólar planchado, la entidad empresaria comparte con el gobierno la idea de “barrer a los politizados”. Pero no están convencidos del plan de Sturzenegger de que las empresas aporten fondos para financiar la “alianza público privada”. “Motosierra está más entusiasmado en tirárselo por la cabeza a la UIA para que se haga cargo y en UIA nadie quiere hacerse cargo de un paquete cerrado”, señaló un industrial.
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