
“Si se la mira bien, la IA no viene a reemplazar, sino a interpelar“. Tomás Balmaceda es filósofo, docente, escritor e investigador, y probablemente uno de los mayores divulgadores actuales sobre inteligencia artificial, desde una perspectiva filosófica. A cargo de la masterclass inaugural de la segunda edición del foro “Los museos en el medio”, un evento organizado por Asociación Amigos del Bellas Artes para mediadores de museos, Balmaceda habló a especialistas y referentes del área museístico y curatorial.
Segunda edición del foro “Los museos en el medio”, un evento organizado por Asociación Amigos del Bellas Artes para mediadores de museos. Foto: gentileza.Pero el fantasma de la IA y las nuevas tecnologías sobrevoló casi todas las mesas e interpeló a los expositores como un tema universal del que tampoco pueden escapar ni el arte ni las instituciones museísticas. Un verdadero tsunami que instala preguntas, despierta suspicacias, a la vez que avanza con una agenda omnipresente.
“¿Estamos compelidos a usar la IA?”, se preguntó Balmaceda. Lejos de una observación pasiva del fenómeno, el filósofo invitó a resistir ese hype o moda de “lo que no puede perderse” y que nos piensa antes como usuarios de plataformas que ciudadanos. En el contexto de los museos, sostuvo, la clave es cambiar la pregunta del cómo al para qué: “Nos pregunta qué queremos conservar, qué queremos enseñar, cómo queremos que sea la experiencia de encontrarnos frente a una obra, frente a un testimonio del pasado”.
En un mundo tensado por la economía de la atención, donde los videos cortos y el scroll infinito vuelven cada vez más adictivo el tiempo de conexión a nuestros dispositivos electrónicos, los museos, dijo Balmaceda, siguen ofreciendo la posibilidad de una pausa.
Lentitud, cuidado, demora
Como en el trabajo de la filosofía, algo de la lentitud, el cuidado, la demora talla en la experiencia que vivimos al ingresar a un museo. Un ritmo que nos reconcilie con lo humano, con el tiempo de la contemplación: “¿Qué ocurre cuando un espacio nacido para preservar se encuentra con una tecnología que parece fabricada para acelerar? Quizás lo que está en juego no sea la digitalización, sino una transformación del vínculo entre humanos, máquinas y memoria”.
Para Balmaceda, en tiempos de desinformación, simulaciones y fake news, el museo sigue siendo un espacio de credibilidad: un espacio de legitimación de saberes con archivos, curaduría y equipos de investigación especializados. También es un espejo que nos devuelve preguntas sobre la creatividad, la verdad, la autoría.
En ese sentido, los museos pueden pensarse como espacios privilegiados de mediación entre arte y tecnología. En definitiva, se trata de usar la IA como una suerte de “burbuja ética” que mejore y amplíe la experiencia del visitante, y reformule la pregunta del sentido de los museos: “¿Qué significa un museo hoy? ¿Son guardianes del pasado? ¿Son laboratorios del presente? ¿Son construcciones y constructoras del futuro?”.
En la jornada hubo acuerdo generalizado de que la pandemia supuso un parteaguas en la vida de los museos y forzó a las instituciones expositivas a repensar el sentido y misión de sus acervos y prácticas.
Con la presencia de Andrés Duprat, director del Museo de Bellas Artes, Cecilia Remiro Valcárcel, secretaria de Amigos del Bellas Artes y Liliana Barela, subsecretaria de Patrimonio Cultural, esta segunda edición del Foro volvió a abrir el debate sentando las bases de una conversación federal y regional que, en palabras de Andrés Gribnicow, director ejecutivo de Amigos del Bellas Artes, resulta una idea estratégica “para contarnos a nosotros mismos desde otro lugar como institución y también para escuchar y aprender de los demás, de lo que está pasando en la escena, los otros casos”.
También aprender de los cruces. Así, en la mesa regional, Alejandra Martí, Directora Ejecutiva del GAM (Chile) repasó junto a Maximiliano Tomas, director General del Centro Cultural Recoleta, los desafíos actuales de los grandes centros culturales, la apuesta por los amplios públicos (frente a la segmentación), y el posicionamiento estratégico de estos espacios –emplazados en sitios estratégicos, y con una destacada memoria histórica– en el mapa cultural de América Latina.
Laura Malosetti Costa, desde hace pocos meses a cargo del Museo de Artes Decorativas–Palacio Taranco de Montevideo, relató la experiencia de un museo de escala y presupuestos mucho menores, en lo que denominó una curaduría artesanal.
En la mesa federal, Adriel Ramos, secretario de Estado de Cultura de la provincia de Santa Cruz, habló de su provincia como un territorio profundo que hay que entender para poder pensar en políticas culturales, y lograr reconectar con el público. Pancho Marchiaro, a cargo del Museo Evita Palacio Ferreyra, de Córdoba, hizo hincapié en las estrategias de diálogo y escucha para derribar la idea de que el museo es un lugar solo para las elites.
¿Cómo reimaginar el rol social del museo, cómo atraer nuevas audiencias, cómo conectar a los museos con sus comunidades y territorios? La tecnología está también al servicio de esas nuevas preguntas y desafíos que atraviesan los museos en la pospandemia. Los casos presentados por la mesa Transmedia expusieron en qué medida también para los museos es fundamental la construcción de un universo o relato –storytelling–, lo que, muchas veces, va de la mano con las estrategias y lógicas de la industria del entrenamiento.
Segunda edición del foro “Los museos en el medio”, un evento organizado por Asociación Amigos del Bellas Artes para mediadores de museos. Foto: gentileza.
Como un laboratorio
Facundo Almeida y Valentina Golubei presentaron el caso del MAPI (Museo de Arte Precolombino e Indígena, Uruguay), “un museo que se piensa como laboratorio”, con animaciones, plataformas digitales e intervenciones en el metaverso, que por supuesto hay que entender en sinergia con el plan Ceibal, la plataforma pública y universal implementada desde hace años en Uruguay, pionera en alfabetización digital de Latinoamérica.
Daniel Grinbank desglosó el complejo y dinámico intercambio entre espacios de arte y entretenimiento, desde su experiencia como productor de la muestra Van Gogh. Sin negar que la idea de lo inmersivo está saturada, destacó la gran tarea de divulgación que pueden desarrollar las muestras itinerantes de este tipo, llegando a una gran cantidad de audiencia que solo de este modo conocerá la obra del artista.
Especialista en archivística, digitalización, y la preservación del patrimonio audiovisual, Carla Chinski (miembro de LAIA) hablo de la IA en sí misma como un archivo, subrayó que la experiencia estética, aunque puede ser optimizada por la tecnología no requiere de ella, e hizo un llamado a “incluir lo que está por fuera del museo: los territorios, los barrios, las experiencias populares y colectivas, las producciones artísticas situadas”.
Para el cierre, los educadores de Fundación Proa (Noemí Aira), Malba (Max Pérez Fallik) y el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (Alfredo Arceli) expusieron una gran agenda de temas y actividades que van desde las destinadas a la comunidad educativa, a grupos más específicos, como las poblaciones con diversidad funcional, o los proyectos especiales en barrios populares vecinos a las instituciones.
Segunda edición del foro “Los museos en el medio”, un evento organizado por Asociación Amigos del Bellas Artes para mediadores de museos. Foto: gentileza.Coincidieron en la necesidad de “desescolarizar” las visitas guiadas, usar la tecnología cuando mejora la experiencia –o si la convoca algo relativo a las obras expuestas– y ponderaron las clases a distancia para los adultos mayores, descubiertas en pandemia, y aún muy valoradas por las personas que no pueden acercarse presencialmente a los museos.
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fuente: inteligencia artificial: cómo repensar el vínculo entre arte, tecnología y memoria?”> GOOGLE NEWS



