Ozzy Osbourne, el icónico cantante de Black Sabbath, murió este martes a los 76 años. La noticia golpea al mundo de la música poco después de su última aparición pública, cuando subió al escenario junto a sus compañeros de banda en un show histórico en Villa Park, Birmingham. Aquella noche, promocionada como “el mejor concierto de heavy metal de la historia”, fue su despedida oficial ante miles de fanáticos que corearon clásicos eternos.
“El Príncipe de las Tinieblas” había anunciado que ese sería su último show, debido al deterioro de su salud, afectada desde su diagnóstico de párkinson en 2020. Nacido como John Michael Osbourne, Ozzy tuvo una vida marcada por los excesos, la polémica y un talento indiscutible que lo convirtió en leyenda. Antes de la fama, trabajó como obrero y llegó a pasar dos meses en prisión por robo. Todo cambió cuando escuchó a los Beatles y decidió dedicarse a la música.
Con Black Sabbath, Ozzy fue pionero del heavy metal, una figura que rompió moldes con sus letras oscuras, su voz desgarradora y su estilo provocador. El disco debut de la banda en 1970 marcó un antes y un después en el rock, y canciones como “Paranoid” los catapultaron al estrellato. Aunque los conflictos internos separaron al grupo en su formación original, la huella de Ozzy permanece imborrable en la historia del género.
