Monóxido de carbono: los errores más comunes que te ponen en peligro

El calor del hogar puede esconder un enemigo silencioso: el monóxido de carbono. Durante el invierno, las estufas y calefactores hacen más confortables los ambientes del hogar. Sin embargo, detrás de esa sensación de abrigo puede esconderse un peligro invisible: el monóxido de carbono, un gas tóxico que no tiene olor, color ni sabor y que puede poner en riesgo la vida sin que nadie lo note.

A diferencia de otros peligros domésticos, este gas no explota ni genera ruidos. Circula de forma imperceptible y se acumula en el aire, reemplazando al oxígeno en la sangre. Cada año, con la llegada del frío, los hospitales reportan nuevos casos de intoxicación por monóxido, algunos con desenlaces fatales.

Según advierten los especialistas, el monóxido se genera por la combustión incompleta de materiales que contienen carbono, como la leña, el gas o el carbón. Esto suele ocurrir cuando los artefactos están en mal estado o funcionan en espacios mal ventilados.

Los efectos sobre la salud pueden variar: desde dolores de cabeza, náuseas y mareos, hasta pérdida de conocimiento o muerte si la exposición se prolonga. Por eso, es clave ventilar los ambientes, controlar las instalaciones y prestar atención a síntomas sospechosos.

La prevención es la herramienta más eficaz contra este enemigo invisible. Revisar estufas, instalar detectores de monóxido y mantener entradas de aire abiertas puede hacer la diferencia entre un invierno seguro y una tragedia evitable.

Errores frecuentes que pueden costar la vida

Existen errores comunes que cometen las personas en invierno y que pueden favorecer una intoxicación.

1. Encender artefactos sin revisión previa. “Un artefacto de gas en mal estado puede tener fugas invisibles o generar combustión deficiente. No alcanza con ver que encienda”, alertó a Infobae el especialista en detección y reparación de fugas, Juan Ignacio Argüello. “La revisión anual por un gasista matriculado es indispensable”, sumó.

2. Tapar rejillas de ventilación: “Con el frío, muchas personas bloquean las rejillas para evitar corrientes de aire. Esto es gravísimo, porque esas rejillas permiten la renovación de oxígeno y la salida de gases tóxicos”, sostuvo el experto.

3. Ignorar el color de la llama. La llama debe ser completamente azul. Si es amarilla, naranja o roja, indica combustión incompleta y puede estar generando monóxido.

4. Usar el horno para calefaccionar: “Es una práctica muy riesgosa. Los hornos no están diseñados para calefacción continua. Usarlos de esa manera aumenta las probabilidades de intoxicación”, dijo Argüello.

Recomendaciones para una casa segura

Las claves para evitar intoxicaciones por monóxido de carbono, según los expertos, son:

  • Realizar una revisión anual de todos los artefactos.
  • No tapar rejillas de ventilación.
  • No usar el horno ni hornallas para calefaccionar.
  • Verificar que la llama sea azul.
  • Instalar detectores de monóxido.
  • Dejar siempre 10 a 15 centímetros de ventana abierta, incluso con frío.

Al percibir un leve olor sospechoso o la posibilidad de una fuga de gas, muchas personas optan por no actuar de inmediato. Sin embargo, cualquier indicio —por más insignificante que parezca— debe ser atendido sin demora. Actualmente, existen tecnologías que permiten localizar y corregir escapes rápidamente, sin necesidad de realizar intervenciones destructivas. La reciente actualización de la Norma NAG-203, validada por ENARGAS, facilita la aplicación de selladores específicos en conexiones con fuga, evitando trabajos estructurales.


fuente: CANALC

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