
El Gobierno terminará de definir en los primeros cuatro días de la semana la letra chica del Presupuesto y la Reforma Laboral que empezará a debatir en las sesiones extraordinarias y que pretende sancionar antes de fin de año.
En la Rosada no hay todavía una posición tomada sobre el alcance de los proyectos. Tampoco hay certezas sobre el futuro de la garantía del Tesoro para que la provincia de Buenos Aires se endeude y sobre los pedidos que transmitieron los gobernadores más cercanos para supeditar su apoyo al Presupuesto. Los mandatarios provinciales podrían volver a visitar la Casa Rosada, aunque los propios negociadores del oficialismo desconocen el formato de esos posibles contactos.
Tampoco hay claridad sobre cómo será la presentación del proyecto de reforma laboral que el Gobierno adelantó que se presentaría el 9 de diciembre. Gerardo Martínez, secretario general de la UOCRA, ya advirtió que el proyecto que surgió del órgano consultivo y no vinculante del Consejo de Mayo al que fue participado no lo representa a él ni a la CGT. El Presidente podría sumarse para la foto, aunque el Gobierno podría modificar la letra antes de enviarlo al Congreso.
El mendocino Alfredo Cornejo, que tiene asiento en ese órgano en representación de los gobernadores y es un aliado electoral de la Casa Rosada, presentará ese mismo día propuestas que no encontraron eco en el Gobierno, porque tienen costo fiscal.
El principal enigma que atraviesa a la mesa política del Gobierno es definir cuál será el nivel de confrontación con la CGT, que ya advirtió a través de Jorge Sola, uno de sus flamantes triunviros, que está dispuesta a salir a la calle.
El jefe cegetista fue explícito a la hora de reconocer que en la Rosada existen objetivos, métodos y ventanillas contrapuestas. “Pareciera que hay un sector que tiene una visión de sesgo ideológico para ir en contra de las representaciones gremiales, que es el sector de Sturzenegger y hay una persona que está dispuesto a tener diálogo que es Santiago Caputo. Hasta que ellos no se alineen, nosotros no sabemos quién resuelve las cosas. Pretenden llegar con las reformas bajo siete llaves”, dijo uno de los tres jefes de la central obrera, que también tiene diálogo informal pero no institucional con Diego Santilli.
Lo único seguro es que la reforma laboral incluirá en la misma ley fragmentos de la reforma tributaria y empezará a tratarse en el Senado, donde Patricia Bullrich apuesta a ocupar un rol protagónico.
La ex ministra de Seguridad no tiene un vínculo muy virtuoso con el sindicalismo. Esta semana, la diputada Gabriela Razzini, que dejó el monobloque que había creado para tomar distancia del PRO y volvió al redil de Bullrich, ahora en LLA, presentó un proyecto en la Cámara Baja para limitar el derecho a la huelga.
La diputada, que responde a Gabriel Chumpitaz, a los que los libertarios no le hicieron lugar para renovar su banca en la boleta de LLA, llegó a la política como presidenta del Movimiento Empresarial Anti Bloqueos (MEAB).
En el gabinete dudan si es conveniente mantener la dinámica o arriesgar el envión del triunfo postelectoral. Karina Milei prefirió el equilibrio, lo entendió puertas adentro y firmó una tregua con Santiago Caputo que se materializó en la designación del nuevo jefe de la SIDE y en la continuidad de Agustín Romo como jefe del bloque de diputados bonaerenses. De todos modos, la última palabra es la del Presidente, que sigue llamando “el coloso” a Sturzenegger.
“Va a ser el diciembre más tranquilo en años”, se entusiasmó en diálogo con Clarín uno de los encargados de monitorear el humor social y los principales focos de conflicto. La misma fuente trazaba un diagnóstico muy diferente después de la elección bonaerense del 7 de septiembre. Las marchas convocadas para el martes por la UTEP y por ATE no preocupan en el ministerio de Seguridad que ahora lidera Alejandra Monteoliva.
Mientras el Senado avance con la reforma laboral, Diputados acelerará el tratamiento del Presupuesto, pero en la mesa política de Milei, que volverá a reunirse el martes, ignoran a cuáles de los pedidos específicos de los ejecutivos provinciales podrán hacerles lugar.
Más allá de que Jorge Macri declaró que la reunión con Diego Santilli en la Rosada el jueves fue “muy buena” y recordó que el PRO apoyará el Presupuesto si en la ley se incluye la partida por la deuda que tiene la Nación con la Capital en materia de coparticipación, las dos jurisdicciones tienen números diferentes. Esta semana, lejos de las fotos políticas, los equipos técnicos de cada parte volverán a reunirse.
El ministro del Interior quedó a su pesar señalado en el medio de la votación que garantizó el endeudamiento de la Provincia. Sus diputados votaron a favor del roll-over de deuda y del crédito para obras mientras que el bloque violeta que lidera el caputista Romo se opuso; salvo un diputado.
Ramón “el Nene” Vera -siempre apuntado por Las fuerzas del cielo que reportan a Santiago Caputo- estampó su firma para rechazar la iniciativa de Axel Kicillof con la de todos los diputados libertarios, pero pegó el faltazo.
Algunos legisladores aseguran que la ausencia fue un gesto para aleccionar al líder del partido, Sebastián Pareja, que privilegió a Juan Osaba como vicepresidente tercero del cuerpo. El jura que se quedó dormido. Algunos macristas aconsejan a los libertarios que no exageren porque podrían ser imputados por falsificación de documento público.
“¿Cómo no vamos a autorizar el roll-over si nosotros estamos saliendo a hacer lo mismo igual que casi todas las provincias? Hay que ser racionales”, reclama un integrante del gabinete mileísta.
El ministro de Economía, el encargado de habilitar que las provincias puedan endeudarse, puso en duda que haya luz verde para Kicillof. “Hay una ley, la ley de responsabilidad fiscal que viene desde el 2004, donde las provincias se comprometen a no tomar deuda siempre y cuando los gastos corrientes superen la inflación. Buenos Aires no está cumpliendo con esa regla”, sugirió después de anunciar la emisión de deuda por US$ 3500 millones. El gobernador le pidió celeridad y amenazó con recurrir a la Justicia.
Santilli recibió este viernes en su despacho a un opositor duro, pero que en la Rosada siempre calificaron como razonable: Sergio Ziliotto. El mandatario de La Pampa volvió a pedir por la deuda de la Nación con la caja jubilatoria provincial.
El ministro del Interior llamó a Claudio Poggi, de San Luis, para terminar con las reuniones mano a mano con los mandatarios provinciales. El gobernador de Santa Fe Maximiliano Pullaro fue el único de los que que lo evitó hasta ahora, al menos en persona.
En la Rosada ya piensan en un nuevo formato para recibir a los mandatarios provinciales, mientras se extingue la posibilidad de que se le abra la puerta a los cuatro opositores más duros, con Kicillof a la cabeza.
El ministro político tuvo que interceder para que el PRO, la UCR y Provincias Unidas que se disputan la tercera minoría no fueran juntos en un bloque más potente de 40 legisladores que le hubiera quitado poder de fuego a Martín Menem.
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