Hay mucho dato político circulando. Reuniones, paranoias, alianzas estratégicas, especulaciones, análisis de cuanto gurú se encuentre. La suerte está echada. En el medio, estos últimos días pueden servir para buscar certezas y hacerse preguntas ¿Hasta dónde llegarán Milei, Bullrich o Massa?
En los últimos dos meses, el libertario fue la palabra clave que los algoritmos dan por indiscutible en todas las conversaciones. Hoy se presenta un escenario mucho más hostil y probablemente más abierto: ¿Puede haber un cisne negro el domingo? ¿Cuál es el techo de Milei? ¿Hay balotaje seguro o se puede resolver en primera vuelta? ¿Es el fin de las coaliciones mayoritarias de la argentina? ¿Importan los indecisos en esta elección? ¿Irá mucha más gente a votar? ¿Quién se queda con esos votos? Y probablemente, lo que más preocupa: gane quien gane, ¿Queda espacio para una transición “tranquila” en Argentina?
Una ensalada de todos los gustos y el asado descongelado
Al momento del voto, mucha gente se queda mirando las boletas sin saber que hacer. Pensando. Mirando la nada. ¿Quién puede pensar tranquilo con tanto desequilibrio?
Milei diciendo que el peso vale menos que excremento, el Presidente -que no está- aparece para denunciarlo; el dólar a mil pesos, supermercados con góndolas vacías de productos esenciales como arroz, harina, galletitas, aceite. Ayer era difícil conseguir nafta. Mucho más difícil es conseguir precio para quienes tienen un comercio.
La inflación de los alimentos en septiembre fue 14,3%, pero la disparada del dólar llega a los precios ahora mismo, no en el índice del mes que viene. O te venden carísimo o no te venden.
Falta otro desastre en este relevamiento: el “Yate gate” y el “Chocolate gate”, que destapan la olla de la corrupción cancerígena argentina y se mete de lleno en la campaña.
”Yo creo que la gente ya no está escuchando nada” dice Ana Iparraguirre. “Van a ir a votar con el estómago: literal. En todos los sentidos”. En muchos estudios cualitativos se escucha esta frase: “Al final tenés que apagar la tele y abrir la heladera”
¿A quién perjudica el descalabro económico? “Las crisis económicas son perjudiciales para los oficialismos”, responde el politólogo Andrés Malamud. O sea al ministro de Economía, Sergio Massa. Pablo Knopoff de Isonomía dice que “el enojo y el miedo son las dos emociones que definirán una elección casi trágica porque revela el problema de legitimidad del sistema político. Nunca hubo tanto peso de emociones negativas”.
Y por casa ¿Cómo andamos?
Martín Llaryora habla con casi todo el abanico político nacional, menos con el presidente de la Nación. Juan Schiaretti también mantiene contactos con muchos dirigentes nacionales, salvo con los oficialistas, entre estos Sergio Massa, uno de sus rivales en la carrera presidencial.
Y Alberto Fernández parece recluido en su soledad política en la quinta presidencial de Olivos.
Es decir, no hay diálogo entre los tres mandatarios. Pero desde sus entornos admiten una coincidencia: con números de encuestas propias, están convencidos de que el libertario Javier Milei se convertirá en presidente electo tras la primera vuelta electoral del próximo domingo 22.
Ya se sabe que las encuestas son muy falibles, pero este pronóstico de los tres gobernantes puede influir en sus próximos pasos, en un escenario electoral convulsionado por la inflación desenfrenada, escándalos de corrupción y operaciones políticas a cielo abierto.
Mirada cordobesa
A 700 kilómetros de Olivos, Schiaretti y Llaryora parecen no estar preocupados por el probable encumbramiento de Milei. En privado, ambos cordobeses muestran cierta resignación, más que satisfacción.
“Es imparable. La gente ya decidió un cambio. Y el cambio es Milei, no Juntos por el Cambio”, afirma convencido Schiaretti.
Llaryora hace tiempo que apuesta entre sus más cercanos a que el libertario será el próximo presidente, y en primera vuelta. No lo va decir delante de ningún micrófono, pero oteando su futuro político, al gobernador electo no lo incomoda que el libertario se convierta en el sucesor del desdibujado Alberto Fernández.
Un eventual triunfo de Massa, además de llevarlo a la presidencia, lo convertiría en el nuevo líder del PJ nacional. El ministro de Economía es de la misma generación de Llaryora y tienen las mismas elevadas ambiciones políticas. Sería un gran obstáculo un hipotético encumbramiento, que hoy parece un milagro, si se repasa la situación económica.
A su vez, un hipotético triunfo de Patricia Bullrich sería una prenda de unidad para la tensión interna permanente en Juntos por el Cambio. Bullrich fue la dirigente nacional más crítica de las gestiones peronistas cordobesas. Su eventual arribo a la Casa Rosada sería un combustible para la alicaída alianza opositora cordobesa, luego de dos derrotas consecutivas, en la Provincia y en la Capital.
Otros actores, más indicadores de la tormenta perfecta
Por ahora, son todas especulaciones y no hay certezas sobre un triunfo de Milei en primera vuelta.
“Ganar en primera vuelta es una posibilidad, pero nada más que eso. Nosotros trabajamos para gobernar el país, más allá de si ganamos en primera o en segunda vuelta”, dijo muy cauta la candidata a vicepresidenta Victoria Villarruel (LLA).
Manuel Tagle, el titular de la Bolsa de Comercio de Córdoba, arroja: “A los empresarios nos preocupa Milei. Provoca cierta inquietud en el sector empresarial, sobre todo en lo relacionado a la manera en que llevará a cabo sus promesas electorales”
Tagle consideró que la candidata de Juntos por el Cambio (JxC), Patricia Bullrich, tiene “muchas chances” de llegar a un balotaje y de ganar en esa instancia. También afirmó que “las medidas de Sergio Massa son como apagar un incendio con nafta”.
“Todos queremos sacar el país adelante y, si gana Milei, habrá que ver cómo ayudamos.”
El sindicalista líder del gremio de los gastronómicos, Luis Barrionuevo, blanqueó su acuerdo con el candidato a la presidencia de La Libertad Avanza (LLA) Javier Milei y confirmó que sus afiliados estarán a cargo de la fiscalización de la boleta del libertario en once provincias. En el caso de que Milei se imponga en los próximos comicios, serán los gremios quienes administren los planes sociales buscando integrar en el mercado laboral a miles de beneficiarios. El gremialista sostuvo que no busca un cargo político en una futura administración, aunque sí lo seduce la idea de “tener un amigo presidente” para poder llamarlo cuando necesite: “A esta edad no quiero participar más, no me interesan los cargos. Ayudo a que cambie el país, necesitamos un cambio para mis hijos y mis nietos“.
Se van alineando y observando claramente los intereses sectoriales, que cada uno de los actores hace flamear como la mejor bandera que necesita de solución nuestro herido país.
Hay una variable que casi no se modificó a lo largo de las encuestas del último mes y medio: dicen primero Milei, segundo Massa y tercera Bullrich. Todas coinciden que el tracking de los últimos días frenó y bajó el voto a Massa. Hay mucha disparidad sobre cómo afectan a Milei sus exabruptos sobre el peso y los ahorros. Y más intrigante todavía los movimientos de los votos a Bullrich.
¿Alguien cree en las encuestas? Es difícil, pero está medido que después de las PASO el voto se ordena de otra manera. La gente se involucra más y los resultados deberían ser más predecibles.
Acá se está definiendo un cambio político y cultural muy grande en el país. ¿Quién se llevará esos votos? Ana Iparraguirre entiende que “la elección está totalmente abierta. Se esperan dos millones de votos de personas que no fueron a las primarias y hay que ver adonde van los casi 900 mil votos en blanco de las PASO y el millón de votos de los candidatos que no pasaron a la general”.
En algunos días hábiles, el 23 de octubre, tendremos otro país sea cual sea el resultado. Puede salir cualquier cosa de ahí. Aunque haya segunda vuelta empezará también la construcción de una transición que está llena de preguntas.
Opinión con extractos de: Luciana Geuna – Julián Cañas – Marcelo Sapunar
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