
En un nuevo episodio de MediaLab, Fabián Bergero analiza los efectos invisibles de la inteligencia artificial en nuestras capacidades cognitivas. Lejos de limitarse a una cuestión técnica, la IA plantea un desafío profundo: ¿qué nos está pasando en la forma de pensar, crear y recordar?
Dos estudios recientes –uno de la Universidad de Cambridge y otro del MIT– revelan que el uso intensivo de IA genera un desplazamiento del esfuerzo cognitivo. Se reducen tareas como recordar o sintetizar, pero aumentan otras, como verificar o corregir. El riesgo es que, al delegar cada vez más en la máquina, perdamos agudeza en procesos inherentes del pensamiento crítico.
«[…] cuando uno tiene mayor confianza en la inteligencia artificial, o sea, cuando uno le da más confianza a lo que genera la inteligencia artificial, menor es la aplicación del pensamiento crítico.» comenta Bergero.
Además, la IA tiende a homogeneizar los resultados, limitando la originalidad y llevando a soluciones promedio. En pruebas con estudiantes, quienes usaron IA mostraron menor actividad cerebral, menos creatividad y experimentaron dificultades para reconocer su trabajo como propio.
Bergero advierte: “La IA nos arrastra un poco al centro de la masa”. Pero también aclara que no se trata de rechazarla, sino de usarla con conciencia. Hay que formular mejores preguntas, supervisar activamente y no perder la chispa creativa que nos hace humanos.
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