Conocido como “Marcelito” o “el asesino de San La Muerte”, Marcelo Antelo fue condenado a prisión perpetua en 2012 cuando tenía solo 24 años. Para entonces había matado a cuatro personas en el Bajo Flores, en la ciudad de Buenos Aires.
Hijo de un padre alcohólico y drogadicto, su madre lo echó de su propia casa porque era adicto al “paco”. Abandonado por sus padres, Antelo se fue a vivir con un tío. Poco después, el tío murió en un enfrentamiento y Antelo quedó desamparado, otra vez.
A los 20 años dejó embarazada a su novia, Brenda, con la que convivió por un tiempo. Pero la relación terminó mal: Brenda lo echó del hogar acusándolo de malos tratos.
Solo, aislado y preso de las drogas, Antelo comenzó a deambular por el barrio Rivadavia I. Allí estableció un vínculo con una iglesia y se convirtió en un asesino prolífico.
Miembro de la Iglesia Dios Vigente, Antelo trató de dejar el paco, un intentó en el que fracasó. La situación, después de haber sido echado de la casa por Brenda, empeoró y durante un enfrentamiento a tiros con “dealers”, perdió un riñón.
Cometió su primer crimen registrado el 21 de febrero de 2010, cuando le disparó a Jorge Díaz para robarle. Díaz sobrevivió y Antelo fue condenado por intento de asesinato y robo. Estuvo detenido unas semanas y recuperó la libertad.
El 11 de abril, junto con otros cinco jóvenes, Antelo abordó a Rodrigo Ezcurra, un estudiante de filosofía de 27 años, a quien le apuntaron con un arma y le robaron las pertenencias. Aunque Rodrigo no opuso resistencia, Antelo lo ejecutó con un disparo en el pecho antes de darse a la fuga. El hecho fue grabado por un testigo.
El 24 de junio, Antelo se encontró en la calle con Darío Romero, un amigo que lo había dejado vivir en su casa. Entonces, le disparó con una escopeta. Romero sobrevivió y Antelo fue condenado por intento de asesinato. De nuevo, fue liberado a las pocas semanas.
El 8 de agosto, Antelo decidió matar a Jorge Mansilla, un antiguo amigo que lo había echado de su departamento por su adicción a las drogas. Ese día le tocó el timbre y cuando Mansilla abrió la puerta, lo asesinó de un disparo en el pecho.
Una semana después, el 15 de agosto, Antelo se cruzó en la calle con dos conocidos, Pablo Zaniuk y Marcelo Cabrera. Sacó su arma y mató a Zaniuk de un balazo en la cabeza y luego a Cabrera, con nueve disparos.
A finales de agosto, Antelo volvió a ser detenido, no sin antes tirotearse con la policía.
El jurado contaba con gran cantidad de pruebas en su contra, como los relatos de una decena de testigos, pruebas balísticas y la grabación de la muerte de Ezcurra. Marcelo Antelo fue condenado a prisión perpetua en 2012 por los cuatro asesinatos.
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