
El presidente Donald Trump, que desde hace meses mantiene una fuerte presión militar contra el régimen venezolano, evalúa las opciones para desalojar a Nicolás Maduro del poder, pero le surgen complicaciones: Maduro resiste y lo desafía bailando ante multitudes en Caracas mientras en Washington crece un escándalo por la orden –aparentemente del ministro de Defensa Pete Hegseth– de lanzar un segundo ataque contra una embarcación que supuestamente transportaba droga en el Caribe para eliminar a dos personas que habían sobrevivido a un ataque inicial, un acto que en el Congreso denuncian como un posible crimen de guerra.
En este delicado contexto, este martes Trump mantendrá una reunión de gabinete a las 11.30 de la mañana (las 13.30 de Argentina) y luego, a las 16, “el presidente hará un anuncio”, según anunció la Casa Blanca sin especificar el tema. Si bien Trump podría anticipar alguna novedad sobre cualquier asunto de su gestión, crece la expectativa por un posible anuncio sobre Venezuela.
Pete Hegseth (centro) junto a Donald Trump en la Casa Blanca. Foto: APTrump mantuvo el lunes una reunión con sus principales ministros y mandos militares para evaluar las opciones en Venezuela, luego de que trascendiera que el 21 de noviembre había tenido una comunicación telefónica con Maduro. En ella, según consignó el diario Miami Herald, el estadounidense le dio un “contundente” mensaje a Maduro para que deje el poder.
“Tenés que abandonar el país ahora”, le dijo Trump y le ofreció un salvoconducto para Maduro, su esposa y su hijo “solo si aceptaba renunciar de inmediato”. La agencia Reuters dijo que el jefe de la Casa Blanca había dado al autócrata venezolano plazo hasta el viernes pasado. Ese límite fue superado.
En la llamada, el presidente de Venezuela se habría negado a dimitir inmediatamente y, según el Herald y Reuters, hizo una serie de contrademandas, que incluían inmunidad global para él y otros 100 funcionarios frente a procesos judiciales, una transición con Delcy Rodríguez a la cabeza y que se le permitiera mantener el control de las fuerzas armadas. Aparentemente Trump rechazó todo y le dio el ultimátum.
¿Y qué hizo Maduro cuando venció el plazo? Bailó desafiante ante una enorme multitud de seguidores en Caracas en un acto al aire libre al estilo Trump, desmontando rumores previos de que había cedido ante las peticiones estadounidenses de abandonar el país. “No queremos la paz de los esclavos, ni la paz de las colonias”, bramó Maduro y, con una gorra roja de estilo trumpista bailaba un remix con su propia voz que coreaba en inglés desalineado y en español: “Yes, peace; sí paz”.
Maduro baila entre seguidores en Caracas. Foto: ReutersLa ofensiva en Venezuela se le ha vuelto un dolor de cabeza a Trump, que pensó que, con la presión militar, Maduro escaparía enseguida. Pero el venezolano ya ha dado múltiples muestras de saber engañar y manejar los tiempos.
Mientras tanto, Trump sopesa qué hacer con el enorme despliegue militar que se asentó en el Caribe los últimos meses, que incluye el portaaviones más grande del mundo, destructores, submarinos, cazas, misiles y unos 15.000 efectivos.
Por un lado, detesta que el caribeño lo desafíe, quiere que se vaya y con esa intención Estados Unidos podría lanzar una ofensiva limitada contra objetivos ligados al narcotráfico en territorio venezolano como pistas de aterrizaje, puertos e instalaciones específicas. Y así acorralar a Maduro para que abandone el país. Una ofensiva a gran escala con involucramiento de tropas estadounidenses en el terreno estaría descartada.
La retórica de Trump es fuerte: el jueves amenazó con que los ataques a objetivos de cárteles de drogas en tierra en Venezuela comenzarían “muy pronto”. El sábado declaró que el espacio aéreo del país debería considerarse cerrado. Pero Maduro, mientras tanto, sigue en el poder y baila. El republicano —que ha sido acusado algunas veces de retroceder o acobardarse luego de hacer alguna amenaza– puede ahora pensar que pierde credibilidad sin una demostración de fuerza militar.
El USS Gerald R. Ford visto desde Saint Thomas. Foto: ReutersPero a la vez Trump enfrenta presiones internas por la ofensiva. Ya van cuatro meses con enormes gastos militares en la zona con el argumento de frenar el narcotráfico, aunque para hundir pequeñas embarcaciones con droga alcanza con un despliegue más sencillo. Además, hay un dato clave: el 70% de los estadounidenses se oponen a una potencial intervención militar en Venezuela, según una encuesta de CBS.
Las dificultades para Trump se agigantan por la legalidad de la ofensiva. Sobre todo porque la Casa Blanca no logra calmar la creciente controversia sobre un ataque estadounidense el 2 de septiembre en el que, según reveló The Washington Post, Estados Unidos mató a sobrevivientes de la tripulación de un supuesto barco de tráfico de drogas en el Caribe.
Los críticos demócratas de Trump en el Congreso advierten que el hecho podría ser calificado como un crimen de guerra. Y varios republicanos poderosos están conmocionados y señalan una inusual disposición a investigar rigurosamente al gobierno por este tema. EE.UU. ya ha matado a más de 80 personas en una veintena de ataques.
El ojo está puesto cada vez más en el rol del secretario de Defensa Pete Hegseth en los ataques a los barcos. El ex presentador de Fox News fue una elección controvertida para dirigir el Pentágono, y durante la audiencia de confirmación en el Senado fue señalada su falta de experiencia, su actitud ríspida y liviandad en algunos temas éticos y legales del ejército.
Las imágenes captadas por un dron en un primer ataque del 2 de septiembre muestran que hubo dos sobrevivientes de los 11 que componían la tripulación, que estaban aferrados a los restos de la embarcación, según el Post. Entonces, el jefe de operaciones dio la orden de volver a atacar para cumplir con las directrices de Hegseth. Las fuentes consultadas por el Post aseguran que el secretario dio una orden verbal para acabar con todos los tripulantes. “Maten a todos”, dijo, según esas fuentes.
En un principio el gobierno descalificó el reporte del Post como “fake news”, pero luego Trump afirmó: “Pete dijo que no ordenó la muerte de esos dos hombres. Y yo le creo”.
Un almirante dio la orden
Ante la presión del Congreso, la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, dijo que “El secretario Hegseth autorizó al almirante (Frank) Bradley llevar a cabo estos ataques cinéticos”, señaló Leavitt. “El almirante Bradley actuó bien dentro de su autoridad y la ley al ordenar la ofensiva para asegurarse de que el bote fuera destruido y la amenaza a los Estados Unidos de América fuera eliminada“. Funcionarios y militares del Pentágono están furiosos porque creen que Hegseth busca despegarse de sus responsabilidades y achacar la controversia a los uniformados.
Congresistas demócratas y republicanos quieren ir a fondo. El general Dan Caine, presidente del Estado Mayor Conjunto, fue citado y habló durante el fin de semana con los cuatro legisladores de ambos partidos que encabezan las Comisiones de Servicios Armados del Senado y la Cámara de Representantes.
Está previsto que Bradley, quien, según Leavitt, ordenó el segundo ataque, comparezca el jueves en una sesión informativa confidencial con los legisladores de las comisiones de las fuerzas armadas.
En este contexto complicado, Trump busca una salida para terminar con la crisis en Venezuela y que Maduro se vaya. Pero el tiempo pasa, las presiones internas en Estados Unidos aumentan y el venezolano sigue aferrado a su sillón.
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