
Una familia de La Plata decidió hacer la tradicional peregrinación a la Basílica de Luján y, durante el camino, recibió un acompañante inesperado: un perrito callejero, rengo y abandonado, que no se separó de la nena de la familia, Roma, durante los más de 20 km de caminata.

El animal ingresó con ellos a la misa, fue bendecido y conquistó a todos con su ternura y fidelidad. La familia, emocionada, no dudó en adoptarlo y darle un hogar definitivo, asegurándole así seguridad y cariño.
Hoy, el perrito lleva el nombre Luján y disfruta de su nueva vida junto a su familia. Su historia rápidamente se viralizó, mostrando cómo los pequeños gestos de bondad y la compañía inesperada pueden convertirse en momentos inolvidables.
El recorrido que inició como una peregrinación se transformó en una historia de amor y solidaridad, recordando que incluso en los caminos más largos y difíciles, siempre puede surgir una oportunidad para cambiar una vida.


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