
Entre acantilados, bahías y el azul intenso del Mar Mediterráneo surge Llafranc, uno de esos lugares pintorescos que parecen detenidos en el tiempo. Lo curioso es que este pueblito de la Costa Brava no solo está conquistando actualmente a turistas de todo el mundo, sino que varias décadas atrás supo seducir a figuras del mundo de la literarura, la pintura y el cine como Ernest Hemingway, Salvador Dalí, Elizabeth Taylor o Sophia Loren.
A mediados de los años 60´, este tranquilo rincón catalán se volvió famoso gracias a la visita de artistas, escritores y estrellas de cine internacional que encontraron aquí un refugio de belleza sencilla y ambiente marítimo.
Su encanto está en lo simple: la vista de sus casitas rústicas de puertas multicolores, los barquitos pesqueros -que los lugareños llaman llaüt- amarrados cerca de la cosa y una playa pequeña pero muy linda hacen de este reducto un lugar irresistible para vistiar.
Hoy, Llafranc mantiene su encanto pintoresco, pero su popularidad ha ido tan en aumento que en el verano europeo sus playas se encuentran llenas y es muy compicado conseguir un sitio dónde hospedarse.

Su puerto, bien protegido del viento de la Tramuntana, es ideal para hacer kayak, vela o paddle surf. Y en apenas 10 minutos por el Camí de Ronda se llega caminando a Calella de Palafrugell, con vistas increíbles de acantilados y del mediterráneo.
El encanto que atrapó a Ernest Hemingway
La Costa Brava fue, durante los años 60´ y 70´, un secreto bien guardado entre artistas e intelectuales. Hemingway pasó por allí, en particular por Llafranc y S’Agaró, y quedó fascincado con su espíritu marinero, lo mismo que Salvador Dalí o Truman Capote -aunque este último se instaló en la vecina Palamós-.
Para muchos turistas famosos de esa época, Llafranc no fue solo un destino de paso, sino su inspiración.

También lo fue para Tom Sharpe, el escritor británico que llegó en 1992 tras casi una década sin publicar y encontró en este rincón catalán el refugio donde retomó la escritura. Allí se quedó a vivir hasta su muerte en 2013, dejando su impronta en la memoria de los lugareños.
El Hotel Llafranc, un emblema del paseo marítimo y que hoy se encuentra en pleno funcioamiento, fue punto de encuentro de estas personalidades. Por sus terrazas pasaron Rock Hudson, Sophia Loren, Elizabeth Taylor y hasta el propio Dalí. Esa mezcla de glamour y autenticidad marcó el inicio de la fama internacional del pueblo.
Qué hacer en Llafranc en un día
Llafranc es ideal para una escapada de un día porque combina playa, naturaleza e historia. Su bahía protegida permite disfrutar de la Playa de Llafranc, con arena dorada y aguas cristalinas, y practicar deportes como kayak, paddle surf o buceo. El paseo marítimo suma bares, restaurantes y hoteles donde descansar y probar la gastronomía local.

Un plan obligatorio es subir al Conjunto Monumental de Sant Sebastià de la Guarda, donde se encuentra el faro, la ermita y las ruinas del poblado íbero. Desde lo alto, las vistas del Mediterráneo y de Llafranc son espectaculares, y recorrer este espacio permite conocer siglos de historia, desde la época romana hasta la Edad Media, cuando la zona fue clave para la pesca y el comercio marítimo.
Si todavía hay tiempo, vale la pena caminar por el Camí de Ronda, que en apenas diez minutos conecta con Calella de Palafrugell, o explorar pueblos cercanos como Palamós y Begur, con sus playas, calas y cascos históricos.
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