Limpiar tus gafas sin rayarlas es una de las búsquedas más comunes en internet, y aunque la tarea parezca sencilla, hacerlo de forma incorrecta puede dañar la superficie de los cristales y reducir la vida útil del objeto. Y con la dependencia de dispositivos electrónicos varios, el uso de anteojos se masificó, y con ello el tener un cuidado adecuado para mantener la visión clara y proteger la inversión.
La limpieza de los lentes requiere métodos y materiales específicos para evitar rayones y la eliminación de los recubrimientos especiales. Existen diversos consejos infalibles que se pueden aplicar tanto en el hogar como fuera de él, adaptándose a las circunstancias.
Una de las más recomendadas por ópticos es el lavado con agua y jabón, un método simple pero altamente efectivo para eliminar la suciedad, las huellas dactilares y los aceites faciales.
Una de las más recomendadas por ópticos es el lavado con agua y jabón. Foto: Unsplash
La importancia de usar los materiales correctos
Para hacerlo correctamente, se deben humedecer los lentes con agua tibia, aplicar una pequeña cantidad de jabón líquido neutro —sin loción o humectantes— y frotar suavemente con las yemas de los dedos. Es crucial enjuagar bien para que no queden residuos de jabón. El tema es el secado: se debe hacer finalmente con una gamuza de microfibra.
Un error común es utilizar pañuelos de papel, toallas o prendas de vestir para limpiar los lentes. Estos materiales, aunque parezcan suaves, contienen fibras que pueden ser abrasivas y causar micro-rayones que, con el tiempo, se acumulan y afectan la claridad de la visión.
Investigaciones han demostrado que limpiar los lentes con la ropa puede provocar un daño significativo después de solo unos 1600 ciclos de limpieza, lo que equivale a limpiar las gafas diariamente durante aproximadamente dos años.
La gamuza de microfibra que se entrega en las ópticas es la herramienta más segura.Por esta razón, la gamuza de microfibra que se entrega en las ópticas es la herramienta más segura. La estructura de sus fibras está diseñada para atrapar el polvo y la suciedad sin rayar la superficie.
Además del lavado con agua, existen productos comerciales diseñados específicamente para el cuidado de los anteojos. Los líquidos limpiagafas son una opción práctica y segura que se encuentra en la mayoría de las ópticas. Estos productos están formulados para ser compatibles con los recubrimientos de los lentes, como los tratamientos antirreflejo o protectores UV, sin dañarlos.
Simplemente se aplica una pequeña cantidad sobre cada lente y se seca con la gamuza de microfibra limpia. Las toallitas húmedas para lentes son otra alternativa que acompañan los oftalmólogos, ideales para usar fuera de casa. Vienen pre-humedecidas con una solución limpiadora y son de un solo uso, lo que asegura que no habrá suciedad residual que pueda rayar la superficie.
Puntos clave para el cuidado diario de las gafas.
Puntos clave para el cuidado diario de las gafas
- Limpiar la montura: los estudios revelan que las almohadillas de la nariz y las varillas de los anteojos son las áreas que más bacterias acumulan. Lavarlas regularmente con agua y jabón neutro previene la proliferación de gérmenes y problemas dermatológicos.
- Almacenamiento: cuando no se usan, las gafas deben guardarse en un estuche rígido. Esto evita que se doblen, se rayen accidentalmente o se vean expuestas al polvo.
- Temperatura: la exposición a altas temperaturas, como dejarlas en el auto bajo el sol, puede deformar la montura y dañar los recubrimientos de los lentes, causando que se descascarillen o se “cuelguen”.
- Agarre correcto: para evitar doblar la montura o ejercer presión indebida sobre los lentes al limpiarlos, siempre se recomienda sostener las gafas por el puente.
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