Látigos, jaulas y un misterioso cliente argentino: así es el único castillo del mundo dedicado al entrenamiento BDSM

El BDSM es una práctica sexual alternativa cuyas siglas significan Bondage-Disciplina, Dominación-Sumisión y Sadismo-Masoquismo. Látigos, esposas, máscaras, jaulas o pequeñas prisiones son elementos comunes para quienes se entregan a esta cultura. Su regla fundamental, en tanto, es el consentimiento mutuo.

En Estados Unidos, al norte de Nueva York, se ubica el único castillo del mundo dedicado al entrenamiento BDSM: “La Domaine Esemar”. El lugar, a cargo de Master R. y Lady Do –nombres que ambos adoptaron en el marco de este proyecto- abrió sus puertas en 1993 y, dos años después, tras el éxito obtenido, se mudó a su actual locación.

Así, a lo largo de más de 30 años de existencia, el castillo se especializó en entrenamiento para dominatrices, amos, esclavos y sumisos, roles característicos del BDSM, tanto para parejas como para quienes llegan allí de forma individual (incluso desde Argentina).

Cómo y cuándo nació el castillo de entrenamiento BDSM

“Con la llegada del ‘BDSM pop-cultural’, creado principalmente por Internet, el interés por el BDSM serio se desvaneció rápidamente. Esto condujo rápidamente a la desaparición de los châteaux de formación seria. Las mazmorras, las dominatrices, los clubes y otras reuniones estaban por todas partes”, rememoró Master R. en diálogo con Clarín.

Fue entonces cuando el hombre decidió dar vida a su propio emprendimiento: “En 1990 conocí a La Madame, la mujer que me ayudaría a hacer realidad ese sueño. En 1993, La Madame y yo decidimos intentar crear un centro de formación serio. Lo llamamos ‘The Country House’”.

Comenzó en una pequeña casa con un sótano de una sola habitación que convertimos en la mazmorra. En dos años, con gente que empezaba a venir desde todos los rincones de Estados Unidos y otras partes del mundo, nos mudamos a una casa más grande y cambiamos el nombre a ‘La Domaine Esemar’”, contó.

¿Qué significa ese nombre? Según explicó, Esemar “es una transcripción fonética de s/m/r: la parte s/m se explica por sí misma, y la r proviene de Master R. Decidí utilizar ‘La Domaine’, en lugar de la forma gramaticalmente correcta ‘Le Domaine’, para que las personas que se dieran cuenta vieran, desde el principio, que aquí nos gusta mezclar géneros”.

“‘La Domaine' ofrece todo lo que uno esperaría encontrar en un castillo de entrenamiento BDSM de la vieja escuela“‘La Domaine’ ofrece todo lo que uno esperaría encontrar en un castillo de entrenamiento BDSM de la vieja escuela”, dijo Master R. Foto gentileza.

Qué hacer en un castillo BDSM

Para quienes están fuera del mundo BDSM, la cantidad de accesorios en el lugar puede ser más que sorprendente. Hamacas sexuales, máscaras, pinzas genitales, jaulas y cadenas son sólo algunos de ellos.

“‘La Domaine’ ofrece todo lo que uno esperaría encontrar en un castillo de entrenamiento BDSM de la vieja escuela, y si se nos pide que proporcionemos algo que aún no hacemos, aprenderemos a hacerlo”, señaló el maestro.

Parte del staff se divide en los denominados, amos, amas, esclavos y amantes, disponibles para sesiones y estadías que la clientela elige según sus preferencias. Pueden pasar allí una noche o bien estadías más largas, con variedad de propuestas.

Las sesiones pueden consistir en aprender una habilidad o simplemente disfrutar jugando con un dominante consumado”, afirmó el vocero. Entre los destacados, enumeró, están esos “talleres en los que participan las personas más cualificadas en cada campo (por ejemplo, Robert Dante, el mejor artista del látigo de Estados Unidos, o Suzanne Sxy Sadist, una extraordinaria maestra del bondage)”.

Jaulas o mazmorras, parte de lo más característico en el BDSM. Foto gentileza.Jaulas o mazmorras, parte de lo más característico en el BDSM. Foto gentileza.

Las clases se complementan con eventos especiales donde incluso figuran catas de vino o chocolate, además de gastronomía de alta calidad, a nivel gourmet, según aseguraron.

Los servicios más solicitados

A lo largo de tres décadas, los pedidos de la clientela de “La Domaine Esemar” fueron cambiando. “Cuando empezamos, las sesiones individuales, normalmente entre una dominatriz y un cliente masculino, eran el servicio más habitual”.

Sin embargo, aclaró, “a medida que fuimos ganando reputación por nuestra seguridad y conocimientos, más parejas empezaron a venir para pasar la noche con formación y asesoramiento”.

Tal es así, añadió, que son los matrimonios quienes actualmente forman mayoría en el castillo. “La clientela de parejas es ahora la mayor parte de nuestro negocio. Hemos recibido a más de 750 parejas en nuestros más de treinta años”.

“La Domaine” se ubica en la cima de una montaña en el norte del estado de Nueva York. Foto gentileza.

La demanda, señaló, Master R., es tan alta que incluso hay una extensa lista de espera para algunos de sus servicios.

Por otra parte, si bien popularmente se lo conoce como “castillo”, su responsable aclaró que esa denominación podría ser demasiado grandilocuente, ya que “‘La Domaine’ es una modesta casa rural de cuatro dormitorios situada en la cima de una hermosa montaña en el norte del estado de Nueva York”.

Quiénes son los clientes de “La Domaine Esemar”

Llegan desde todo el mundo y, algunos, incluso son famosos, mencionó el titular de “La Domaine Esemar”. Sin embargo, proteger la privacidad de los clientes es un factor fundamental.

“El dominio y la sumisión existen en todos. Por lo tanto, aquí acuden todo tipo de personas. Nuestros clientes reflejan todos los niveles sociales, creencias religiosas y afiliaciones políticas. Sus profesiones van desde camioneros locales hasta personas ricas y famosas a nivel internacional (y todos parecen iguales cuando están desnudos ante nosotros en el calabozo)”, enfatizó el vocero.

En ese contexto, detalló: “En lo que va de semana, hemos visto a un ministro episcopal de 86 años que sigue activo, un director de análisis, dos investigadores biomédicos, un bombero y una pareja de jubilados”.

¿Cómo se resguardan los datos y privacidad de cada uno de ellos? “Proteger a todos en ‘La Domaine’ es extremadamente importante para nosotros. Antes de que las personas puedan cruzar nuestras puertas, realizo una entrevista exhaustiva. Llevo un registro de ellas y, desde 1996, he realizado 7484 entrevistas”.

El especialista en BDSM agregó: “Gracias a todas esas intensas entrevistas me he vuelto muy hábil para reconocer en quiénes podemos confiar lo suficiente como para que vengan aquí. Todos los registros se guardan por nombre de pila. Permitimos que las personas cuenten a otras lo que quieran sobre los valores emocionales y la calidad que encuentran aquí, independientemente de cómo se sientan respecto a sus visitas, pero no se permite a nadie hablar sobre a quién conocieron o qué vieron aquí. Si nos enteramos de que alguien ha dicho algo sobre alguien o algo que realmente vio aquí, no se le permitirá volver”.

Un argentino fue el primer cliente internacional de Un argentino fue el primer cliente internacional de “La Domaine Esemar”. Foto gentileza.

Finalmente, Master R. aportó un dato curioso: su primer visitante internacional fue un argentino, a principios de 1994. Por aquellos días, el registro de la clientela aún no había comenzado, por lo cual los datos que se saben de él vienen directamente de la memoria del dueño de ‘La Domaine’.

“Recuerdo que tenía unos 50 años. Se quedó tres noches, era rico, refinado y le encantaba el buen vino. Había estado buscando un castillo BDSM durante toda su vida adulta, y cuando se enteró de nuestra existencia, se puso en contacto con nosotros inmediatamente y vino aquí unos tres meses después de su primera llamada”, concluyó.

fuente: CLARIN

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