
A esta altura sabemos perfectamente los beneficios que genera una mujer que trabaja, no sólo para su desarrollo personal, sino para sus familias, comunidades y países. Sin embargo, la situación laboral de las mujeres sigue reflejando una persistente desigualdad de género, evidenciada en la baja tasa de empleo, la informalidad laboral y la brecha salarial.
En 2024 en Argentina, la participación de las mujeres en el mercado laboral fue del 52,1%, significativamente inferior al 70,5% de los varones, una brecha de 18,4 puntos. La desocupación también afecta más a las mujeres: 7,9%, frente a 6,2%.
La informalidad las perjudica de manera desproporcionada. En el último trimestre de 2024, el 43,4% de las trabajadoras estaba en esta situación, en comparación con el 40,9% de los hombres. En el sector del servicio doméstico, donde ellas son la gran mayoría, la informalidad alcanza el 77%.
Las mujeres ganan, en promedio, un 26,5% menos que los hombres. Esto implica que las mujeres deben trabajar 90 días más al año para igualar los ingresos de los varones. La brecha se da por la concentración de mujeres en sectores peor remunerados, la sobrecarga de tareas de cuidado no pagas y las barreras para acceder a puestos de liderazgo. El famoso “techo de cristal”: las mujeres ocupan solo el 30% de los cargos directivos y el 20% de los puestos en directorios.
Y hay más: la tasa de subocupación horaria para las mujeres es del 11,7%, 4,1 puntos más que la de los varones. La tasa de pluriempleo entre ellas es más alta: 11,3% contra 6,2%. El 61,4% de las personas de menores ingresos son mujeres, mientras que son solo el 35% de quienes tienen mayores ingresos.
Las políticas implementadas por el actual gobierno solo han profundizado la desigualdad de género. La reducción de programas destinados a mujeres, como el Acompañar -ayudaba a víctimas de violencia de género-, afectó negativamente su bienestar económico y social.
La liberalización de precios y la quita de subsidios aumentaron el costo de vida, lo que impactó especialmente a las mujeres, que son las que tienen menor poder adquisitivo y asumen la mayor parte de las tareas y de cuidado.
El trabajo, en el caso de las mujeres, no sólo dignifica. También les permite tener autonomía económica. Sin autonomía no se pueden tomar decisiones, no se es libre. Otro 1 de mayo, otro día de las y los trabajadores, y la libertad, para la mayoría de las mujeres, no avanza.
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