Lágrimas y gol: Ignacio Russo cumplió el deseo de su padre y gritó para Tigre tras el velatorio

Lágrimas, Gol y Gloria en Rosario

Ignacio Russo, hijo de Miguel Ángel Russo, cumplió el deseo de su padre: jugó horas después del velatorio, se quebró y anotó el emotivo 1-0 de Tigre.

El delantero de Tigre, Ignacio Russo (24 años), protagonizó una jornada de intensa emoción en Rosario al disputar el partido que su equipo empató 1-1 contra Newell’s, a pesar de que horas antes había asistido al velatorio de su padre, el histórico entrenador Miguel Ángel Russo.

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Miguel Russo falleció el pasado miércoles tras una serie de complicaciones de salud, luego de batallar durante más de ocho años contra el cáncer. A pesar del dolor, el goleador de Tigre decidió viajar inmediatamente hacia Rosario tras la cremación de su padre, acompañado por su novia y la madre de ella, para sumarse a la concentración del equipo. Su convicción era absoluta, sintiendo que su padre hubiese querido verlo en la cancha: “Voy a jugar, él hubiese querido eso. Si no, se levanta y me caga a puteadas”, había manifestado previamente.

La Carga Emocional y el Abrazo en la Previa

La jornada estuvo marcada por las emociones fuertes, comenzando en la previa del encuentro. Mientras se realizaba un minuto de silencio en homenaje al reconocido entrenador que dirigió a Boca, Ignacio Russo se quebró en llanto frente a compañeros, rivales y la hinchada de Newell’s. Todas esas emociones quedaron al descubierto con el llanto de Ignacio, quien fue abrazado por sus compañeros y rivales antes del comienzo del partido.

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Previo al inicio, Russo también se acercó a Cristian Fabbiani, entrenador de la Lepra (quien lo hizo debutar), para agradecerle su cariño con un abrazo, sintiendo la necesidad de ir a buscarlo tras el fallecimiento de su padre.

El Gol Incontenible

Cuando la pelota echó a rodar, Russo fue protagonista. A los 21 minutos, anotó el primer gol del partido, su cuarto en el Clausura, luego de capturar un pase de David Romero y definir con el arco vacío.

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El festejo fue un estallido de dolor y liberación: Russo se arrodilló y estalló en un llanto incontenible mientras sus compañeros corrían a abrazarlo y contenerlo. En medio de la celebración, levantó su camiseta blanca para señalar el tatuaje que lleva bajo el pecho con un mensaje emotivo: “Todo se cura con amor”. Esta frase había sido pronunciada por su padre en Colombia en 2017, al consagrarse campeón con Millonarios, en referencia a su propia lucha contra el cáncer de próstata.

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Finalmente, al ponerse de pie, se lo observó sonriente, lanzando besos al cielo, en un capítulo que el fútbol argentino vio posible gracias a las convicciones que su padre le transmitió.

Un Legado de Entereza

Ignacio, quien heredó la mentalidad de su padre, fue reemplazado a los 31 minutos del segundo tiempo por decisión de Diego Dabove —amigo de Miguel y una especie de tutor para Nacho—. Salió del campo con el aplauso y el abrazo de cada integrante del banco de suplentes.

A pesar de las duras horas, Russo conservó la entereza para hablar tras el 1-1: “Tomé la decisión de jugar, porque lo necesitaba para mí […] y porque él también quería que juegue”. En sus declaraciones, destacó las enseñanzas de su padre: “Nunca tirar la toalla. De que todos los días, por más que hayas ganado o perdido, hay que empezar de cero”.

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Russo concluyó que, si bien es un momento duro, hay ratitos de felicidad al recordarlo sonriendo, ya que “si tenía algo característico, era la sonrisa”. Expresó además su gratitud por las infinitas muestras de cariño de toda la gente del fútbol, que no esperaban su familia.

Respecto a su vínculo con Miguel, señaló: “Para mí, simplemente era Miguel, mi papá. Con el que tenía charlas, con el que discutía… Lo disfruté un montón, me va a seguir apoyando y acompañando”.

fuente: DEPORTES

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