La Scaloneta es un equipo de época capaz de profundizar la renovación, golear a Venezuela y armarle una gran fiesta de despedida a Messi

El equipo de época que es la Selección Argentina lo hizo otra vez ante un Monumental de fiesta: le ganó con comodidad 3-0 a Venezuela con un doblete de Lionel Messi, que tuvo un partido especial y que les regaló un doblete a los miles de fanáticos que llegaron para verlo a él y para empezar a despedirlo.

Los que queden de acá hasta el Mundial serán choques de prueba para Lionel Scaloni, a excepción de la Finalissima contra España, si es que se juega en marzo del año que viene. Sabe el entrenador lo que puede dar la notable y laureada Scaloneta y por eso busca un poco más. Este jueves, los ausentes fueron los indispensables Alexis Mac Allister y Enzo Fernández, lo que conectan el medio con el ataque.

Y el entrenador optó por mantener el esquema, aunque con intérpretes que le dieron otra dinámica: el 4-4-2 tuvo por las bandas del mediocampo a Thiago Almada -ya muy afianzado como titular- y a Franco Mastantuono, el chico de 18 años que no había nacido cuando Messi debutó por Eliminatorias en 2005. “A los jugadores nos gusta verlos en cancha”, avisó el DT. Por eso se inclinó por la figura del Real Madrid. ¿Resultado del ensayo? Positivo, aunque con algunas cosas por mejorar.

Le costó a Argentina el primer tiempo porque Venezuela se agrupó bien atrás, porque el sector derecho del ataque local no estuvo ajustado y porque Messi lució errático como pocas veces en su carrera. Tal vez tardó en entrar en ritmo Leo, que se metió a la cancha a puro llanto de emoción. Un dato extraño: el rosarino perdió 15 pelotas en la etapa inicial.

La movilidad es la clave en un esquema como el que presentó Scaloni. Ninguno de los cuatro de ataque tuvo una posición fija y por eso debieron correr y rotar. En esa cuestión, Almada se entendió mejor con Tagliafico por su sector, al que se sumó Julián Álvarez. Menos aceitado estuvo lo del otro costado: por pasajes, Mastantuono, que se repitió en salir para adentro, se chocó con Molina y con Messi. Eso de romper líneas y aparecer en lugares inesperados lo hacen a la perfección Mac Allister y Fernández.

Igual, la Scaloneta hizo méritos para ponerse en ventaja. Rafael Romo les ahogó los gritos a Julián, a Tagliafico, a Messi y a Almada. Aunque nada pudo hacer cuando quedó cara a cara con la Pulga. Es tan genial Leo que hasta es capaz de convertir en un golazo un gol que debería ser sencillo. Un destacado Leandro Paredes recuperó alto para agarrar mal parados a los venezolanos y Julián le sirvió el gol a Messi cuando tenía para definir. Pero el control del 10 se fue largo y la tuvo que pinchar sutilmente por arriba de cuatro rivales que quedaron desparramados en el piso. Sí, otra foto para la colección. La ovación llegó en la fría noche del Monumental: todos los presentes tuvieron el pedacito de Messi que fueron a buscar.

En el complemento se liberó Messi y se desató la Scaloneta. También se desanimó Venezuela, que ya sabía que no iba a conseguir el punto que vino a buscar a Núñez. El repertorio de Leo fue el habitual: gambetas, pases de crack, recortes asombrosos. El jugador de Inter Miami se avivó en sacar rápido un tiro libre y Nicolás González mandó el centro para la palomita de Lautaro Martínez, que festejó en la primera que tocó. Lo que se dice un goleador de raza. Para el final quedaría tiempo para el doblete de Messi, que definió al arco vacío tras un pase atrás de Almada.

Ganó, goleó y gustó la Scaloneta y ya empieza a no importar cuándo se lea esto. A juegos como el de anoche han acostumbrado a los hinchas los campeones del mundo. Aún teniendo un partido no brillante, Argentina abruma. Y siempre desde los pies y la cabeza de un Messi colosal, ese que parece que jugó el último partido en el país por Eliminatorias. La única pena de la noche. .

fuente: CLARIN

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