
Horacio Domínguez es un cordobés que, con 84 años, sigue practicando fútbol de forma regular. Todos los martes se reúne con su grupo de amigos, una costumbre que sostiene desde hace décadas y es fundamental en su vida. El sábado pasado, en la cancha de Medea, participó de un encuentro de fútbol 11 que tuvo un elemento especial.
El hombre compartió la jornada deportiva con otros veteranos y hasta exjugadores profesionales, incluido Mario Bevilacqua. En aquella ocasión, su familia lo sorprendió para brindarle apoyo; después, lo grabaron. El video, compartido en redes sociales por su nieta, se viralizó durante el fin de semana.
La historia del cordobés que tiene 84 años y juega al fútbol
El hombre contó que el fútbol le ha gustado durante toda la vida. Repasando sus inicios, Domínguez comentó a Telefe que participaba en la liga comercial mientras desarrollaba tareas en una fábrica. “Con mis hijos y mis yernos íbamos a jugar a los barrios. Nunca dejé de jugar y correr, me apasiona”, dijo.
En la actualidad, continúa juntándose en el predio de Medea con otros veteranos. Nombra con orgullo a varios integrantes de ese equipo: Pascual Noriega, Peraca Maldonado, Miguelito Rutar, Ramón Galarza y Héctor Chazarreta. En este espacio, Domínguez es una persona muy querida y respetada.

“Tienen un gran aprecio por mí, es de no creer. Desde el más chico hasta el más grande están atentos a los movimientos míos. Cuando yo toco la pelota me alientan, me llena el corazón”, sostuvo. Para el deportista, mantenerse activo va más allá del plano físico. Expresó que la clave es la familia, aquella que lo acompaña todos los días. Junto a su esposa, con quien lleva 63 años de matrimonio, compartió trabajo y dedicación durante muchas décadas.
Señaló que han laborado a la par. El buen estado de salud de ambos es crucial para el ser humano, destacó Domínguez. Previo a cada encuentro, sostiene una rutina que ya forma parte de su identidad. El señor contó que usa su bicicleta y realiza cuatro o cinco vueltas antes de empezar a jugar. No obstante, admitió que en su hogar a veces procuran cuidarlo y hasta le esconden el vehículo. Pese a esto, él se siente protegido.
Trabajó 24 años en una fábrica de galletas y 20 años en un frigorífico. Hoy, a los 84, continúa activo. “Hoy trabajo en una inmobiliaria haciendo mantenimiento. Eso me hace mantenerme en estado. Ya llegará el momento en que diga basta. Soy feliz”, cerró.
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