La razón por la que no hay que tener plantas artificiales en el hogar, según el Feng Shui

La decoración con plantas artificiales se volvió cada vez más común, sobre todo en departamentos donde la luz natural es limitada o el tiempo para cuidar plantas escasea. Sin embargo, el Feng Shui, la filosofía china que busca armonizar la energía en los espacios, recomienda evitarlas por completo.

Según esta tradición milenaria, las plantas vivas activan el Sheng Qi, la energía vital que trae movimiento, crecimiento y armonía al hogar. En cambio, las artificiales carecen de esta fuerza y hasta pueden simbolizar lo contrario: estancamiento y falta de vitalidad.

Las plantas artificiales tienen consecuencias en la energía del hogar.
Las plantas artificiales tienen consecuencias en la energía del hogar.

Las plantas artificiales “no contribuyen al flujo de energía positiva dentro de la casa, e incluso pueden generar sensación de bloqueo si no se mantienen adecuadamente”. La acumulación de polvo y la ausencia de vida real terminan generando una vibra pesada en los ambientes.

Los riesgos de tener plantas artificiales en casa

El consejo de los expertos es claro: si querés sumar verde a tu hogar, optá siempre por una planta viva. No hace falta que sea exigente; incluso un pequeño cactus o una suculenta puede aportar vitalidad y conexión con la naturaleza.

El Feng Shui explica por qué no conviene tenerlas en casa.
El Feng Shui explica por qué no conviene tenerlas en casa.

Más allá de lo estético, el Feng Shui marca varios motivos para que evites las plantas artificiales en tus espacios:

  • No generan Sheng Qi ni transmiten energía vital.
  • Simbolizan estancamiento y falta de crecimiento.
  • Acumulan polvo y energía negativa con facilidad.
  • Rompen la conexión natural con los ciclos de vida.
  • Pueden bloquear la energía en zonas clave del hogar.
Las plantas artificiales es mejor evitarlas.
Las plantas artificiales es mejor evitarlas.

La tendencia puede tentar por su practicidad, pero desde la mirada del Feng Shui, el precio a pagar es alto: un hogar con menos energía positiva, menos frescura y un simbolismo que no acompaña la idea de progreso ni bienestar.

fuente: VIAPAIS

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