
En 1984, Carlos “La Mona” Jiménez tomó una decisión que cambiaría para siempre la historia del cuarteto en Córdoba: abandonó el Cuarteto de Oro y emprendió su camino como solista. Su debut en el Sargento Cabral, el lugar que años después se convertiría en su segundo hogar, marcó un antes y un después en su carrera y en la música popular.

El inicio de una nueva era
El 7 de abril de 1984, La Mona se presentó por primera vez como solista en el Sargento. Según recordó Rubén Bravi, dueño del local y abogado de la familia Jiménez, aquella noche fue un éxito rotundo. “Tuvo un lindo baile y eso llamó la atención. Indudablemente, todos los ojos estaban puestos en ver qué iba a hacer como solista”, comentó Bravi. Fue un momento de incertidumbre, pero también de gran expectativa, ya que La Mona dejaba atrás a Coquito Ramaló y el Cuarteto de Oro para apostar por su propio proyecto.
Bravi también destacó el papel fundamental de Juana Delseri, compañera de vida de La Mona, quien se convirtió en un pilar esencial para su carrera. Con su talento y carisma, La Mona no solo logró consolidarse como solista, sino que también institucionalizó los “viernes de Sargento”, aunque en sus inicios los bailes eran los sábados y se realizaban una o dos veces al mes.

Un hito en la música de Córdoba
Uno de los momentos más emblemáticos de La Mona en el Sargento fue la grabación de su primer disco en vivo, un hecho que revolucionó la escena musical cordobesa. “Se grabó en dos días seguidos. En las dos noches se cortaron las calles, se abrieron los portones”, recordó Bravi con emoción. “En un momento había más gente afuera que adentro”, agregó, destacando el impacto de aquella noche histórica.
El debut de La Mona como solista en el Sargento no solo marcó el inicio de una carrera legendaria, sino que también redefinió el cuarteto como género. Hoy, a décadas de distancia, aquella noche sigue siendo recordada como un hito que cambió la música de Córdoba para siempre.
