
Sentir agotamiento constante, incluso después de dormir bien, puede ser una señal de que el cuerpo no está obteniendo un nutriente fundamental. Muchas veces la fatiga se asocia únicamente al estrés o al exceso de actividades, pero hay una vitamina cuya deficiencia es una causa frecuente de falta de energía y poca concentración.
Esta vitamina participa en procesos esenciales del sistema nervioso, en la formación de glóbulos rojos y en el metabolismo de los alimentos. Cuando sus niveles bajan, el organismo pierde capacidad para transformar lo que comemos en energía utilizable, generando un cansancio que se acumula día tras día.
El problema es que su déficit suele pasar desapercibido. Las señales iniciales son sutiles: cansancio persistente, palpitaciones, sensación de debilidad, irritabilidad y, en algunos casos, hormigueos en manos y pies. Antes de que aparezcan síntomas más serios, una detección temprana puede evitar consecuencias mayores.
La vitamina indispensable para mantener la energía física y mental es la B12. Cuando falta, la sangre transporta menos oxígeno y los tejidos reciben menos energía.
La falta de esta vitamina genera cansancio. Además, es responsable del correcto funcionamiento del sistema nervioso.Según una revisión publicada en Nutrients, esto genera cansancio, lentitud mental y dificultad para realizar actividades que antes se hacían sin esfuerzo.
Las personas más propensas a tener déficit de B12 son quienes siguen dietas veganas o vegetarianas estrictas, adultos mayores, personas con problemas de absorción intestinal y quienes toman determinados medicamentos en forma prolongada.
Entre los principales beneficios de esta vitamina se destacan:
- Aumenta la energía y reduce la sensación de fatiga.
- Favorece la concentración y el rendimiento cognitivo.
- Mejora la producción de glóbulos rojos.
- Contribuye al equilibrio del sistema nervioso.
Alimentos que aportan esta vitamina
Los alimentos más ricos en vitamina B12 son de origen animal: carnes, pescado, pollo, leche, queso y huevos. Por eso, quienes no consumen estos productos deben recurrir a alimentos fortificados o suplementos.
Los alimentos más ricos en vitamina B12 son de origen animal: carnes, pescado, pollo, leche, queso y huevos.A diferencia de otras vitaminas del complejo B, la B12 se almacena en el hígado, pero cuando sus reservas se agotan, es necesario un tiempo considerable para recuperarlas. Por esta razón, los especialistas recomiendan mantener una ingesta adecuada de forma regular.
Mejorar los niveles de vitamina B12 no solo ayuda a combatir la fatiga crónica, sino que también favorece el bienestar general, la claridad mental y la capacidad de afrontar la rutina diaria con energía renovada. Una alimentación equilibrada y controles periódicos permiten detectar cualquier alteración antes de que afecte la calidad de vida.
La suplementación puede ser una opción útil para personas con déficit comprobado, especialmente cuando los niveles son muy bajos. Las presentaciones incluyen tabletas, gotas, aerosoles orales e incluso inyecciones, según las indicaciones médicas.
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