
Hay mujeres que cada octubre sienten el Día de la Madre como una fecha ambivalente. Mientras la mayoría celebra, para ellas puede ser un recordatorio doloroso de que el embarazo todavía no llega. El deseo choca con la realidad de la infertilidad, una condición que, según la Organización Mundial de la Salud, afecta a 1 de cada 6 personas en el mundo.
En esas historias, la ciencia está ofreciendo nuevas oportunidades. El acceso a tratamientos de reproducción asistida se expandió en las últimas décadas, y la incorporación de inteligencia artificial abrió un horizonte que hacía pocos años parecía impensado. Esa combinación entre conocimiento humano y herramientas digitales está cambiando no solo las estadísticas, sino también la manera en que muchas mujeres atraviesan el camino hacia la maternidad.
Inteligencia artificial al servicio de la fertilidad
Desde el nacimiento del primer bebé por fertilización in vitro en 1978, los avances tecnológicos transformaron el abordaje de la infertilidad. Hoy, la inteligencia artificial ocupa un lugar central.
“En la práctica, los algoritmos ayudan a los equipos médicos a evaluar la calidad de óvulos y embriones con mayor precisión, a detectar patrones en el endometrio que indican si está listo para recibir al embrión y a personalizar los tratamientos de acuerdo con cada paciente. Antes, una paciente con baja reserva ovárica enfrentaba incertidumbre. Ahora, la IA nos dice qué óvulos tienen más probabilidad de desarrollar embriones transferibles”, explica Gastón Rey Valzacchi, director médico de Procrearte, la principal red de medicina reproductiva de Argentina con más de dos décadas de trayectoria.

La propuesta de Procrearte abarca técnicas de baja complejidad, como la inseminación intrauterina, hasta procedimientos de alta complejidad como FIV/ICSI, ovodonación o método ROPA.
“En nuestro centro buscamos centralizar las innovaciones más radicales desde Procreartech, un área interdisciplinaria que combina IA, genética e ingeniería. Allí concentramos innovaciones en tres áreas clave: evaluación endometrial, selección ovocitaria y selección embrionaria. Cada una de estas aplicaciones apunta a mejorar la precisión diagnóstica y aumentar las probabilidades de éxito”, suma Valzacchi.
Los resultados clínicos acompañan los esfuerzos de Procrearte: en ciclos realizados en su sede porteña, las tasas de fecundación alcanzaron el 85% en procedimientos de FIV e ICSI, con tasas de embarazo cercanas al 35%. “La tecnología sin humanidad es vacía. Nuestra misión es usarla para dar vida”, resume Rey Valzacchi.
El impacto de la tecnología también se observa en casos concretos alrededor del mundo. En Nueva York, un equipo de Columbia University aplicó un sistema de visión computarizada llamado STAR que permitió localizar apenas tres espermatozoides en un paciente con azoospermia. Con ellos se logró un embarazo tras casi dos décadas de intentos fallidos, según reportó CNN. “La IA no crea espermatozoides, sino que nos ayuda a encontrar los pocos viables que ya están ahí, pero que son casi invisibles”, explica la endocrinóloga reproductiva Aimee Eyvazzadeh, graduada de la Facultad de Medicina de la UCLA con residencia en Obstetricia y Ginecología en la Facultad de Medicina de Harvard.
Estos avances muestran que la tecnología puede ampliar las posibilidades, reducir la incertidumbre y aportar esperanza donde antes había más preguntas que respuestas.

La propuesta integral de Procrearte
Procrearte es un referente en Latinoamérica en el campo de la fertilidad asistida. Con sedes en la ciudad de Buenos Aires y en otras provincias, el centro atiende cada año a miles de pacientes que buscan cumplir el sueño de ser padres.
Su enfoque combina tecnología de vanguardia con una mirada integral de la salud reproductiva. A lo largo de su trayectoria, el centro logró resultados clínicos alineados con los estándares internacionales y desarrolló un modelo de acompañamiento cercano y humano, que busca que cada paciente se sienta contenido en todas las etapas del proceso.
Bajo esta filosofía, el centro desarrolló un área de bienestar que incluye nutrición personalizada y acompañamiento emocional. El servicio de Bio-Fertility Coach, por ejemplo, forma parte de ese espacio y ofrece un ámbito de escucha y herramientas para transitar los tratamientos de manera más serena. “Los tratamientos de fertilidad no solo implican intervenciones médicas, sino también un fuerte impacto emocional”, sostiene quien está a cargo de esa área, Mariel Chiera, embrióloga clínica, magíster en Reproducción Humana Asistida y coach especializada en fertilidad integral.
Los estudios de la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología respaldan el enfoque Procrearte, al indicar que el 72% de quienes atraviesan tratamientos de fertilidad reportan altos niveles de estrés, en algunos casos comparables al impacto de enfermedades crónicas. La nutricionista Fedra Defendente, coordinadora del Área Nutricional de Procrearte, lo resume: “La fertilidad no es solo una cuestión médica. Es un proceso que involucra cuerpo, mente y emociones”.

Al mismo tiempo, las encuestas muestran cómo la maternidad se resignifica en nuevas generaciones. Según Microsoft, el 56% de las madres latinas que usan IA sienten que esta se convirtió en “el miembro más nuevo de su comunidad de padres que nunca supieron que necesitaban”. Además, muchas mujeres destacan que la IA les ofrece un espacio de apoyo sin juicios, donde pueden consultar temas delicados o manejar el estrés sin temor a ser juzgadas. La tecnología se integra también a la tradición, ayudando a reforzar la identidad cultural y familiar en la vida cotidiana.
Un día con muchas historias
El Día de la Madre, que en la Argentina se celebra el tercer domingo de octubre, tiene raíces antiguas. En la Grecia clásica se honraba a Rea, madre de los dioses del Olimpo, y en Roma a Cibeles, diosa de la fertilidad y la madre tierra. Con el tiempo, el cristianismo vinculó estas celebraciones con la Virgen María.
En Estados Unidos, el Día de la Madre fue impulsado por Anna Jarvis en 1905 como homenaje a su propia madre, Ann Reeves Jarvis, activista social por el bienestar de las mujeres. Anna promovió dedicar un día especial para reconocer el rol de las madres en la sociedad, y en 1914 el presidente Woodrow Wilson lo declaró oficialmente como celebración nacional. En todos los casos, la fecha conserva un espíritu común: agradecer y celebrar la maternidad en sus múltiples formas.
Mirar hacia adelante
Cada historia de maternidad es distinta, pero todas comparten un denominador común: el deseo. La inteligencia artificial se suma como herramienta para ampliar horizontes y recuerda que ciencia y humanidad pueden trabajar juntas.
En este Día de la Madre, la celebración incluye no sólo a quienes ya recibieron a sus hijos, sino también a quienes están en ese trayecto. Para ellas, la tecnología abre caminos y devuelve esperanzas. Y quizás, con ayuda de la ciencia, el próximo octubre puedan vivir esta fecha de otra manera: con el corazón lleno y los brazos ocupados.
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fuente: inteligencia artificial transforma el camino hacia la maternidad | EPU – El Planeta Urbano”> GOOGLE NEWS