
En el ecosistema emprendedor argentino, y particularmente en la vertical agtech, la ola de la IA comenzó a ganar terreno. Así lo explica Juan Martín Ninfea, director ejecutivo de Pampa Start, el fondo de inversión enfocado en startups del agro, que observa tanto el interés creciente de los inversores como el desembarco de nuevas soluciones en proyectos emergentes.
“Esto es una gran ola que avanza como el agua: parece que no entra, pero termina llegando por todos lados”, grafica Ninfea. Según el directivo, la irrupción de la IA impacta a dos puntas: los inversores, que buscan entender de qué se trata y qué puede aportar a sus negocios; y los emprendedores, que incorporan la tecnología en sus propuestas, aunque no siempre con la misma profundidad ni desarrollo propio.
Entre el hype y el valor real
“Hoy, cualquier startup que se presente sin mencionar algo vinculado a inteligencia artificial parece quedar rezagada”, reconoce Ninfea. Pero advierte: no todo lo que se presenta como IA lo es. “Hay que distinguir entre quienes están construyendo tecnología propia y quienes simplemente están usando herramientas disponibles como ChatGPT. No está mal usar lo que ya existe, pero es importante diferenciarlo”.
Esa distinción es clave para los fondos de inversión que, como Pampa Start, deben analizar qué tan concretas y escalables son las soluciones que se les presentan. La frontera entre innovación genuina y “humo” es cada vez más difusa, y el rol del inversor pasa por identificar dónde hay verdadero valor para el mercado.
Una tendencia transversal
La comparación con otras olas tecnológicas recientes aparece de inmediato. “En su momento todos hablaban de Web3 o del metaverso, y muchas de esas promesas quedaron en el camino. Con la inteligencia artificial es distinto: llegó para quedarse y atraviesa a todas las industrias”, asegura Ninfea.
A nivel global, la tendencia es clara: las compañías que hacen punta en IA concentran volúmenes de inversión cada vez mayores. Y lo relevante, subraya el ejecutivo, es que no se trata de una vertical más, sino de un eje transversal. “La IA funciona como una palanca que puede potenciar a todas las demás industrias. El desafío está en tener el timing correcto para aprovecharlo”.
Casos concretos en el agro
Aunque muchas veces se percibe al agro como un sector más conservador en materia tecnológica, el directivo destaca que las startups vinculadas al campo no están ajenas a esta ola. “El emprendedor parte de la tecnología, y la IA ya llegó a todos”, explica.
Un caso paradigmático dentro del portfolio de Pampa Start es Ipagro, que desde hace más de cinco años desarrolló una solución de pulverización selectiva basada en cámaras con aprendizaje automático. Mientras la competencia trabajaba con sensores de luz, esta startup aplicó visión computarizada para identificar malezas en tiempo real. “Hoy parece marketing hablar de inteligencia artificial, pero ellos ya lo hacían cuando nadie lo mencionaba”, subraya Ninfea.
El ejemplo demuestra que la IA en el agro no es una moda pasajera: puede generar impactos concretos en eficiencia, reducción de costos y sostenibilidad. Eso sí, el desarrollo requiere infraestructura y datos de calidad, desde conectividad hasta protocolos de seguridad en la gestión de la información.
El rol humano, todavía central
A diferencia de las visiones más apocalípticas, Ninfea no cree en un reemplazo masivo del trabajo humano en el corto plazo. “No veo un corrimiento tajante de las personas. La IA es una oportunidad enorme para mejorar procesos y optimizar recursos, pero siempre con la gestión de personas detrás”, sostiene.
La clave, remarca, está en cómo se utilice la tecnología: “La IA es tan buena como la gente que la usa. Puede reducir algunas tareas, pero al final del día, lo que queda es que la tecnología muy buena necesita gente muy buena”.
La mirada de los inversores
¿Qué pasa del lado de quienes aportan capital? Según Ninfea, los productores agropecuarios e inversores que acompañan a Pampa Start están más interesados en contexto que en soluciones inmediatas. “Hay una búsqueda por comprender mejor de qué se trata la inteligencia artificial y cómo puede impactar en sus negocios. La segunda pregunta, inevitable, es en qué proyectos del portfolio ya se está aplicando”, cuenta.
A nivel global, la discusión también atraviesa la lógica de las inversiones. Ninfea cita un informe reciente de Morgan Stanley, que equipara a la IA con revoluciones tecnológicas como el automóvil o Internet. La clave, dice, será identificar no solo las tecnologías de primera orden (como la creación del auto o de los routers) sino también las de segunda orden, es decir, las empresas que se apalancan en esas innovaciones para transformar industrias enteras. “El desafío es ver quién será el próximo Walmart o el próximo Netflix en el mundo de la IA”, concluye.
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fuente: inteligencia artificial: ola de cambio en el agro y en el mundo startup – puntoapunto.com.ar”> GOOGLE NEWS