La guerra Rusia-Ucrania y el temor a que se extienda a Europa: Alemania acelera su reindustrialización militar

Los servicios secretos alemanes, como los de otros países europeos, llevan al menos dos años advirtiendo de la posibilidad de una guerra a gran escala en Europa. Si cae Ucrania, temen, Rusia seguirá hacia el centro del continente. Esa es la principal razón para el aumento del gasto militar en casi toda Europa y esa es una oportunidad de reindustrialización que el principal motor fabril del bloque quiere aprovechar.

Alemania está diseñando un plan a 10 años para convertir prácticamente en dual (civil y militar) su capacidad industrial. Que de donde salen vagones de tren puedan salir tanques en cuestión de meses si la situación en Europa empeora en el terreno militar.

No se trata de hacer lo de siempre, pero metiendo más dinero público, sino de priorizar el gasto y movilizar no sólo a las grandes empresas de defensa, sino a cientos de pequeñas y medianas empresas. El plan, diseñado más por tecnólogos y economistas que por militares, arranca llevando ya el próximo año a tecnología de punta el 10% del gasto militar del país para subir esa tasa al 30% en 2030.

El foco se pondría en software, drones, defensa anti-drones, inteligencia artificial y capacidades de largo alcance que movilicen innovación que sirva también para uso civil: instrumentos espaciales e hipersónicos. Alemania se haría con armas que hoy en Europa sólo preparan Francia y Reino Unido: misiles hipersónicos.

Alemania quiere ir rápido. Con la idea de que lo perfecto es enemigo de lo posible, el plan pide acelerar y movilizar el sistema productivo para mejorar la Defensa del país aunque se cometan errores por ir demasiado rápido.

En los cimientos del plan está el Mittelstand¸ la base de medianas y pequeñas empresas que son la columna vertebral del empleo industrial y la innovación del país desde hace décadas. Son miles de empresas que se han dedicado tradicionalmente a trabajar como proveedoras para las grandes.

Un vehículo militar se exhibe durante la visita del ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, al Laboratorio de Innovación del Ejército Alemán (Bundeswehr) en Erding, Alemania. Foto ReutersUn vehículo militar se exhibe durante la visita del ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, al Laboratorio de Innovación del Ejército Alemán (Bundeswehr) en Erding, Alemania. Foto Reuters

La otra gran pata es hacer que la gran industria civil se ponga las pilas en la producción militar. Todo esto con dos objetivos: forzar desde los poderes públicos un aumento de la capacidad industrial alemana y acelerar sus procesos para que, llegado el momento, se reconvierta a la producción militar. En resumen: que Volkswagen sepa, si el país lo necesita, hacer blindados de transporte de tropas en meses como hoy hace autos.

El plan, además, juega en el marco de la idea de la autonomía estratégica europea. Europa sabe que tiene que independizar su seguridad y su prosperidad del paraguas de seguridad estadounidense igual que se independiza estos años de la energía barata rusa. Para lograrla, la industria europea, con la alemana a la cabeza, debe ser capaz de aumentar su producción, porque hoy en día ni siquiera puede seguir fácilmente el ritmo al que Ucrania quema armamento y munición.

El plan tiene en cuenta que el mercado laboral alemán no es infinito y que el desempleo casi no existe. Por eso una de las soluciones a corto plazo consiste en trasladar empleados desde la industria civil a la militar. El gigante Rheinmetall, productor sobre todo de vehículos blindados y munición, tiene previsto incorporar en 2027 a 8.000 técnicos, que saldrán principalmente de usinas de autos y maquinaria.

La pata complementaria es dar salida a la producción excedente a través de la exportación. Alemania siempre fue reticente a exportar armas fuera de Europa como lo hacen Francia o Reino Unido, pero eso puede acabar con este plan. La industria militar necesita economías de escala, pero sus Fuerzas Armadas no podrán asumir todo, así que hay que vender fuera. Berlín mira ya sobre todo a países como India, Brasil o las monarquías del Golfo Pérsico. Y no sólo hará ventas tradicionales. Quiere acuerdos de intercambio de armas por lo que precisa su economía: minerales y tierras raras.

Alemania, como otros países europeos, están sacando lecciones de cómo se defiende Ucrania de los ataques rusos. De la importancia de la velocidad a la hora de producir, de ser ágiles y de no fiar toda la defensa a los grandes programas de armas, sino también a la innovación.

PB

fuente: CLARIN

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