Ocho joyas de la colección napoleónica del Museo del Louvre, de un valor histórico incalculable, fueron robadas este domingo por la mañana en la Galería Apolo, apenas unas horas después de la apertura del museo. Entre los objetos sustraídos se encuentran tiaras, collares, pendientes y broches pertenecientes a la emperatriz Eugenia, María Luisa y Hortensia. Una novena pieza, la diadema de coronación de Eugenia, fue abandonada rota durante la huida de los ladrones, quienes escaparon en motocicletas Yamaha TMAX.
El robo, que duró apenas siete minutos, fue realizado por un comando de al menos tres o cuatro personas, que ingresó al museo a través de una ventana usando un montacargas. Los delincuentes actuaron con rapidez y profesionalismo, amenazando a los guardias y retirando las joyas de las vitrinas sin causar heridos. La policía francesa considera que se trató de un ataque organizado, vinculado al crimen profesional, y ha desplegado todas las brigadas centrales de investigación, con apoyo de la Oficina Central para la Lucha contra el Tráfico de Bienes Culturales (OCBC).
Las autoridades alertaron sobre el riesgo de que las joyas sean fundidas o desmanteladas, lo que podría hacer desaparecer para siempre estas piezas únicas. Por su valor patrimonial, los objetos robados son prácticamente invendibles en el mercado, y se ha publicado su imagen para facilitar su recuperación. El museo, el más visitado del mundo con al menos 30.000 visitantes diarios, permaneció cerrado y se reforzó la seguridad mientras continúa la investigación.
El ex presidente francés François Hollande calificó el hecho como “un ataque a nuestro patrimonio” y no descartó que el robo haya sido ordenado desde el extranjero. La ministra de Cultura, Rachida Dati, destacó que los museos se han convertido en objetivos del crimen organizado y subrayó la necesidad de adaptar la seguridad a estas nuevas formas de delincuencia, mientras las autoridades trabajan contrarreloj para dar con los responsables y recuperar las joyas sustraídas.
